Por Damián Zárate

Actor, director y maestro de teatro. De chico soñó estar arriba de un escenario para transmitir emociones. Pasó por la TV, el cine, pero el teatro es su pasión. Con la obra “Conferencia sobre la Lluvia” recorre el país y el mundo hace dos años. Entra a La Cueva: Fabián Vena…

¿Cómo comenzaste con la actuación? ¿Siempre te gustó?

Me acuerdo que a los 6 años me tiraron talco en la cabeza e hice de Sarmiento en la escuela. Nadie zafa del prócer en la primaria (risas). Eso me quedó grabado. En ése momento no sabía pero con los años me di cuenta que esa imagen se fue manteniendo en mi memoria. Fue el inicio de todo.

¿A partir de ahí quisiste estudiar teatro?

Esas sensaciones que tenía de chico se mantuvieron, y a los 11 años ya estaba estudiando teatro, debuté en teatro a los 17 años.

¿Qué te da la actuación que no te daría otra profesión?

Fundamentalmente la posibilidad de jugar. De emocionarme y emocionar. El teatro es un juego permanente. Actuar es terapéutico y todo eso luego repercute en la vida.

¿Nunca quisiste hacer otra cosa?

Nunca hubo competencia con otra profesión. Me cuesta mucho imaginar si hubiera hecho otra cosa. De chico el teatro me fascinó. Nunca pensé que iba a vivir de esto, aunque a los 16 años ya estaba decidido a hacerlo de verdad.

¿Estudiaste una carrera que no sea teatro en tu vida?

Siempre relacionado a lo que quise ser. Estudié algunas materias de Psicología y Licenciatura en Arte. El destino y la buena suerte me ayudaron a conseguir lo que quería.

¿Tuviste la incertidumbre del artista?

Es un mundo muy particular. Yo viví al otro extremo. Nuestra fuente de laburo es la vida, entonces si uno está conectado con eso no tiene incertidumbre. A algunos les pasa. En realidad si pensás que en nuestro país en el año 2001 todas las profesiones se colapsaron, por ejemplo una persona que es violinista pero necesitaba trabajar en un banco para vivir, lo hacía. Se destruyó todo. Mucha gente vive como un artista frustrado y al final no gana nada. Yo tuve rachas de no laburar pero cuando lo hice lo aproveche a full. Sé que es una normalidad en la profesión que cada tanto uno afloja.

¿Qué es lo más difícil de la profesión?

Es un laburo de rachas, lo más difícil es la continuidad. Llegar y mantenerse. Tener libertad artística para crecer. Son gajes del oficio. Tiene características particulares, a veces no tenés tiempo ni para ir al médico.

¿Cómo elegís las obras que hacés? ¿Qué te cautiva?

Hay varias cosas que te terminan enganchando. Hago una lectura previa. Yo empiezo a leer como un espectador. Lo primero que busco es saber de qué va la historia. Qué vamos a contar. Cómo se va a desarrollar. La historia es la protagonista y lo más importante. Tengo que empatizar también ideológicamente, tener ganas de hacerlo. También veo mucho al personaje, porque la historia puede ir bien pero el personaje no tiene la furia que uno necesita para subirse al escenario todas las noches. Y al final la calidad del proyecto, quién lo dirige, en qué sala va a estar, el elenco, cómo se va a comercializar, etc.

¿Qué te moviliza hacer teatro en Argentina?

Sentir que a través de nuestro arte podemos llegar a lugares inciertos para uno. Tenemos una gran cultura teatral en el país, grandes teatros, muy buenos directores, actores y espectadores. Tenemos que estar orgullosos de nuestro teatro.

¿Qué es “Conferencia sobre la Lluvia”?

Es una obra que nos encanta, la adoramos. Tiene un texto muy original, dónde se consigue la unión entre la literatura y el teatro, algo muy difícil de conseguir. Arrasa con todo, la literatura, la palabra, el valor del castellano. Muchas cosas en las que uno no está exento sea aficionado a la lectura o no.

 

¿Qué diferencia hay entre hacer un unipersonal como ahora y una obra con otros actores en el escenario?

Se puede comparar a jugar al tenis o al golf (risas). Ponemos al público como receptor de nuestras golas. Es un viaje muy particular. En cierta forma hace tiempo me negaba a hacerlo prejuiciosamente por preguntarme que hago solo arriba del escenario. Tomé la decisión de hacerlo por la maravilla del texto. Me reía y lloraba a la vez. Lo hice por el riesgo de lo que implica transmitir lo que me sucedió cuando lo leí por primera vez. El estilo y la cadencia de una obra unipersonal tiene poco que ver con hacer una obra compartiendo con otros compañeros. Hay una soledad muy grande pero el trabajo se completa con el público.

¿Lo disfrutás más?

Es un viaje hermoso. Lo disfruto mucho. La complicidad del público con un aplauso, una risa o gestos es gratificante. Tiene sus jeites interesantes porque al estar solo no le pido permiso a nadie. Manejo mi propio ritmo.

¿Qué sensaciones tenés luego de girar estos años con la obra?

Hace dos años estamos con la obra girando por distintos lugares. Pasamos por todas las ciudades importantes, por las ferias del libro del país. A partir de ahí sabemos que todos salimos conmovidos. Esa sensación de saber que estamos llevando algo que gusta nos da un placer muy grande.

Estuvieron en España también…

Hicimos dos funciones en Madrid contratados por el Instituto Cervantes y tuvimos una gran recepción.

¿Los espectadores que van al teatro tienen que salir cambiados luego de una función?

Esa es la idea y la misión. Yo también soy espectador y cada vez que voy al teatro me siento con esa alegría y ansías de encontrarme con una obra, actuación, texto que me conmueva. Un hecho vivo arriba del escenario que logre eso. Yo disfruto del teatro desde ése lugar.

Llegás a La Plata con “Conferencia sobre la Lluvia”…

Muy feliz de llevar éste espectáculo a La Plata, que es una ciudad muy teatrera. Hace muchos años no voy, desde que estuvimos en el Coliseo Podestá con “Casa Valentina”, así que estoy muy contento por hacerlo.

¿Es especial La Plata por todo el circuito cultural que tiene?

Claro que sí. Este año tuve la suerte de estar por mi escuela de teatro, y de dar seminarios, invitado por chicos que hacen teatro independiente, y de tener contacto con los aficionados. La Plata siempre ha sido cuna de muchas actividades artísticas.

¿Cumpliste tus sueños con el teatro?

Para mi fue un sueño subirme a un escenario con Alfredo Alcón. Fue la realización de un sueño. Yo miraba la cartelera del San Martín a los 17 años y pensaba algún día estaré ahí. Y de pronto con los años sucedió.