Por Damián "Puma" Gaspari

9 de septiembre de 2021

Músico, cantante, compositor. Referente del rock y heavy metal en Argentina junto a Rata Blanca. Además de su trayectoria como solista dónde sigue cantando y creando nuevas canciones. Hace unos años lanzó su propia marca de vinos. Entra en La Cueva: Adrián Barilari…

¿Cómo estás pasando estos tiempos de pandemia?

Está complicado, no sé cuando y cómo va a terminar. Lo que sí te puedo decir es que el mundo cambió. Todo es distinto a como nos manejábamos dos años atrás. Yo lo vivo diariamente, hay trámites que ahora sólo se hacen online, hay menos cosas de forma presencial. Viajar es muy difícil, trabajar es muy difícil, la verdad es que si pudiera decir que esto se termina dentro de seis meses…sería un golazo. Pero nadie lo puede asegurar.

¿En lo personal tuviste miedo?

Tuve miedo, tuve Covid junto a mi familia, no fue grave pero sí me preocupé mucho. Perdí a mi hermano mayor por este virus, y el miedo siempre está latente porque es un enemigo silencioso que hace mucho daño.

Más allá de todo lo malo dentro de tu oficio pudiste trabajar y grabar nuevas canciones para estar cerca de tu público…

De alguna manera empecé a meterme más en redes, en Facebook, Instagram y Twitter. Eso dio sus frutos porque se incrementó la gente que me seguía, además la gente al estar encerrada estaba más tiempo en las redes. Eso me ayudó mucho y generó un ida y vuelta más fluido con la gente. Hice algunos shows por streaming.

Y cuando se liberó un poco saliste a tocar presencial…

Si hasta marzo pude, con protocolos, con público reducido, en lugares más chicos. Fue un más por menos, pero pude volver un poco al ruedo y tratar de seguir adelante. Se hace muy complicado igual, uno puede pensar que si quiere estar en su casa puede hacerlo, pero no sabés cuánto es ese tiempo, cada uno lo vive de una manera distinta, y yo a los cinco meses estaba pegándome la cabeza contra las paredes. No sólo por la parte laboral sino también por lo psíquico. Los músicos estamos acostumbrados a viajar, a estar en movimiento constante con las giras, y la verdad de repente nos bajaron la persiana y nos dijeron “arreglate”.

Es distinto cuando volvés de gira y querés descansar y parás, pero acá nos frenaron a todos de golpe…

¡Claro! ahí parás, pero un mes, dos meses. Pero sabés que cuando querés volvés a comenzar. También ahora es cuesta arriba porque salieron todos los artistas a tocar, entonces hay mucha oferta y poca demanda. Además, no están todos los teatros y lugares habilitados al 100%. Incluso al aire libre tampoco. Recién se está moviendo todo un poco, pero con el miedo de lo que pase mañana, si viene otra cepa del virus y podemos seguir o no. Es todo muy raro.

¿Es muy difícil también mover a una banda completa ahora no?

A mí me llaman todo el tiempo para ir como solista con una guitarra. Yo no hago eso, no estoy acostumbrado a salir a tocar acústico, ni siquiera con uno o dos músicos. Porque no es lo que me gusta hacer ni dónde me muevo mejor. Yo tengo bandas completas armadas que vienen trabajando hace muchos años, ni hablar de Rata Blanca. Cuando hago acústicos voy a una radio con un guitarrista y toco dos o tres temas, no más. Entonces prefiero esperar a poder mostrar un show un poco más completo.

Te llevo un poco hacia atrás…¿Recordás tu primer contacto con la música?

Eran otros tiempos, crecí en una familia de clase media baja dónde mi tío era bandoneonista cuando yo tenía 4 o 5 años. Mi abuela italiana escuchaba mucha música de allá, en mi casa se escuchaba mucho tango, folclore. Entonces crecí con eso y empecé jugando a cantar tangos, sin saber lo que estaba cantando claro. Y mi tío me enseñó lo que era el tango de Gardel, Julio Sosa, Goyeneche después.

¿Y cuándo vos empezaste a buscar música que escuchabas?

En mi adolescencia ya escuchaba a The Beatles y Creedence. Mi hermano mayor tenía una banda, ensayaban en casa y yo estaba todo el tiempo metido ahí. Todo me llevaba a ese movimiento musical. Entonces empecé a jugarme y a cantar con ellos, de chico tenía el oído afinado y buena voz. Eso lo vieron mis padres y mi mamá me llevaba a cantar en televisión, a concursos, etc. Trayéndolo a la actualidad es como si cualquier padre quisiera que su hijo entre en el programa “La Voz”.

¿Era más difícil llegar antes que ahora?

Era más complejo en el sentido de que no era sentarse frente a una cámara y tocar para que te vean miles de personas en redes. Tenías que ir a una radio, o a la televisión y anotarte. Esperar a que te llamen.

Y en cuánto a los géneros también creciste escuchando cosas distintas…

Escuché de todo, tango, folclore, rock, folk, pop. Tuve bandas en la escuela de hard rock, de folk rock, pasé por todos los géneros musicales y de todos aprendí algo.

 

¿En todos los géneros musicales hay cosas buenas? ¿Para un artista no es bueno encasillarse sólo en uno no?

Son temas que tocamos cuando hablo con mis hijos. Ellos están más en lo de ahora y yo me quedé en el tiempo con la música de los 80s y 90s. Eso es lo que me gusta, pero los géneros o subgéneros de cualquier tipo de música van cambiando, evolucionando en todas las épocas. Hoy podemos hablar de la movida del trap y todo lo que no se puede negar que existe y mueve millones de personas en todo el mundo. No es algo que a mi me guste, no considero que sea malo, pero no me gusta. Hay que entender que los tiempos cambiaron, ya no vuelven los 80s, están ahí pero no vuelven, no van a aparecer bandas como Poison o Deep Purple, porque no va a pasar.

¿Y con el rock igual?

Los pibes están en otra historia. Si bien hay bandas de rock nuevas los movimientos musicales son diferentes, las fusiones son distintas.

Ninguna época fue igual a la otra…

Lo bueno es que lo que persiste en el tiempo todavía está y va a estar. Lo que nos gustaba a nosotros no va a desaparecer. Por ejemplo, una banda como Queen, por más que no exista más, va a seguir sonando. The Beatles sigue sonando, los Rolling Stones, Iron Maiden, Deep Purple siguen tocando, y menos mal. Entonces los pibes de 12 años saben quiénes son. Lo bueno es que persisten a pesar del tiempo.

¿Te sentís un referente de la música argentina?

Soy un referente, no voy a negarlo. La gente me lo hace saber. Por suerte estoy vigente y también con la banda y seguimos tocando. Tenemos público en muchas partes del mundo y tratamos siempre de hacer cosas para que no nos pasen por arriba porque hoy con los tiempos que corren si no haces nada nuevo no sabés si te recuerdan (risas). Por eso hay que estar activo, mostrarse y decir acá estoy.

¿Las redes sirven mucho para eso…te gustaron los streaming?

No es cuestión de si me gustaron o no. Es respetable que no te gusten, pero era o es la única forma de mostrarse hoy. Hay que adaptarse. Yo no puedo decirles a los jóvenes que graben un vinilo, pero si me lo dicen a mi yo les digo que sí. Es una forma, un elemento más que se suma a la carrera de un artista.

Y volvió el vinilo ahora…

Sí, y escuché que los ABBA o las Spice Girls, que volvieron a juntarse, iban a grabar un cassette. Mirá como estoy con la información (risas). A lo que voy es que si se hace es porque va a vender. Ya todo se hizo, imagínate si te digo que voy a hacer un material nuevo y lo presento en VHS, ya no hay reproductoras así (risas). Pero a lo que voy es que todo se puede hacer. Incluso algo que me encantaría es volver a grabar en cinta abierta, para mi era lo mejor.

Pero cambia mucho tener un disco en la mano a escucharlo digitalmente…

Es así, sucede que con el paso del tiempo se van a ir perdiendo cosas y vamos a ir ganando otras, es una realidad. Es parte del mundo que viene, del mundo que no para. Ahora se va más rápido y se prueban cosas nuevas, algunas funcionan muy bien y otras no tanto.

Hablando de probar cosas nuevas hace un tiempo entraste en el mundo de los vinos…¿cómo se te ocurrió?

Uno está todo el tiempo queriendo mostrar y haciendo cosas. La música te abre muchas puertas, no sólo en tu país sino en el mundo. Con respecto a esto, tuve la suerte de conocer gente en Mendoza, gente muy fanática, uno peca de ingenuo a veces de no saber hasta dónde llega la música que hago, y me sorprende todo el tiempo. Entonces ahí, un amigo enólogo me dijo “vos tenés que hacer un vino como están haciendo muchos artistas”. No es lo de uno, pero siempre me gustó el vino, creo que es la bebida por excelencia de nuestro país.

¿Pensaste que era una broma al principio?

Pensé que era una broma (risas), pero las charlas siguieron por teléfono, por mail, y vi que iba en serio. Entonces me dije vamos a ver qué es esto. Entonces empecé a viajar mucho a Mendoza y cuando me quise acordar tenía unos pedos bárbaros (risas). Pero aprendí a tomar vino y elegí lo que a mi me gusta. Después el resto lo hace una empresa dedicada a eso y yo solo pongo mi nombre.

¿Son vinos con mucho metal?

Sí porque son la tapa de mis discos. Yo voy por ese lado. Y dentro de poco va a salir una cerveza con mi nombre. No sé si voy a seguir siendo músico pero borracho…seguro (risas).  

Hay una relación entre la música y tomar un buen vino…

Sí, y muchos artistas internacionales tienen su vino. Incluso Megadeth, su cantante tiene un vino fabricado en Mendoza. Así que con esto no estamos desafinando para nada…

¿Cumpliste muchos sueños con la música?

Tocar en estadios llenos, viajar por el mundo, compartir escenario con músicos que admiro, yo también soy fan y tuve la suerte de tocar con grandes de la música. Esa satisfacción que te da poder vivir de la música.

¿Y sueños por cumplir?

Un montón de cosas. Creo que mientras uno pueda seguir cantando y haciendo música no hay un límite. Yo sigo cumpliendo sueños por ejemplo en octubre con Rata Blanca hacemos una gira por Estados Unidos. Queda mucho por delante todavía.

¿Qué proyectos se vienen?

Hace poco presenté “Barilari x 3” que ya está en todas las plataformas para escuchar. Hay un tango, canciones de mi disco solista, de Canciones Doradas, todo grabado de una en vivo con tres bandas. Varios shows que se vienen con Rata Blanca y estamos grabando bases para próximas canciones. Y por mi parte programando hacer alguna gira nacional cuando esté todo un poco mejor.

 

Youtube

 

 

 

Spotify