Actor. Forjó su carrera en la TV y teatro. La actuación lo hace feliz. Padre y apasionado de los fierros. Forma parte del éxito teatral “Mi mujer se llama Mauricio”. Entra a La Cueva: Alejandro Muller…
¿Cómo arranca tu historia con la actuación?
Vengo de una familia de artistas, músicos, escritores, etc. Pero nunca me vi en ése mundo. Me gustaban más los fierros, de hecho yo tuve una empresa metalúrgica. La actuación fue casualidad. Necesitaba despegarme un poco de todo eso e hice un curso de clown. La primera imagen que tengo es en mis primeras muestras de teatro y no podía creer las reacciones del resto. Ahí me di cuenta y dije “esto es lo que me gusta”. Tenía 39 años.
Tenías una empresa metalúrgica pero habías estudiado Ingeniería además
Yo estudie hasta la mitad de la carrera pero no era lo que me gustaba. Si no hubiera sido actor hubiera intentado con la Psicología. Nunca lo hice pero me hubiera gustado estudiar.
¿Disfrutabas lo que hacías antes? ¿Arriesgaste mucho al cambiar de profesión?
Si, disfrutaba todo lo que hacía pero arranqué actuación y me voló la cabeza. Ahí está la diferencia, hay que arriesgar. Siempre les digo a mis hijas que no importara lo que fuera pero que hagan lo que les gusta. Es mucho más fácil y gratificante que todo lo demás. Lo económico pasa a ser secundario. Yo cambié mi vida y fue positivo, lo volvería a hacer sin dudas.
Hablaste de tus hijas ¿Cómo las aconsejas en estos tiempos?
Ser padre me cambió la vida. A partir de ahí ya no sos vos. El mensaje debe ser claro. Inclusive sin decirlo. Creo que el mejor ejemplo no es sólo diciendo, sino haciendo. A partir de eso los hijos nos ven y aprenden. No sirve sólo decir hay que hacer esto o aquello. Hay que hacer lo que a uno le gusta y ése ejemplo es el que tienen que tener lo hijos. Ser feliz con lo que uno hace. Con la actuación viví más limitado pero mucho más feliz.
¿Como ves la situación actual del país y como se refleja en el teatro?
Esta difícil. Siempre digo que soy un privilegiado porque tengo comida todos los días, agua caliente, y me puedo dar el lujo de ir a comer afuera una vez cada tanto. Pero al 90% de las personas no les pasa eso. No me gusta ver que estamos así.
¿Fue más complicado este año por el momento económico del país?
Nosotros arrancamos bien, pero cuando fueron llegando otras obras hablamos con el productor para bajar el precio de las entradas porque sabemos que es más accesible para la gente. Y fue una buena estrategia porque logramos hacer dos funciones todos los días y llenábamos siempre.
Fue una buena decisión pensar en el bolsillo de la gente
Hay varios factores que ayudan. El teatro era del productor, entonces pudimos arriesgar a tomar esa decisión también por el tema de las ganancias. Y nosotros decidimos ganar menos también porque vamos a porcentaje. Yo vivo en Argentina y sería un cretino si no me fijo lo que está pasando a mi alrededor.
¿Cómo fue la temporada de verano con “Mi mujer se llama Mauricio”?
Fuimos la comedia más vista en Mar del Plata. Llegamos primero y nos fuimos últimos así que nos fue muy bien. Por lo general las temporadas ahora son más cortas pero nosotros nos quedamos más tiempo. Ahora arrancamos la gira y empezaremos a recorrer varias ciudades de Argentina.
¿Es lo mismo para un actor estar en escena en un teatro lleno o estar con teatro medio o vacío?
No es lo mismo. Lo que nos gusta hacer es llenar la sala. Ver a la gente que disfruta. Tener la sala llena es muy satisfactorio.
¿Hay mucha mentira con los números en los espectáculos?
Hay mucha fantasía en los números. Los actores también mienten y dicen nos fue bárbaro y no es así.
¿Cómo ves la movida cultural en La Plata?
La Plata es una ciudad que no podés dejar de ir. Es un lugar muy teatrero, tiene los teatros más lindos de Argentina. Es un punto principal para ir, los actores sabemos que cuando vamos a La Plata va a haber mucha gente siempre.
¿Qué hace un actor cuando no está en obra o cómo disfruta las vacaciones?
Hacer todo lo pendiente que no pude por estar de temporada. Disfrutar básicamente y descansar un poco. Nosotros vamos al revés de la gente en general. Porque laburamos más cuando todos están de vacaciones y menos cuando el resto está trabajando.