Recién mencionabas a GIT…¿cayeron tarde de la importancia de la banda para la historia del rock argentino?

Sí, éramos inconscientes. Nosotros hacíamos lo que sentíamos, lo mostrábamos, pero éramos inconscientes porque no sabíamos a dónde llegábamos, a cuánta gente, es la magia de la música también. Por ejemplo, una vez nos dijeron que teníamos una gira por Japón, y lo hicimos, ni sabíamos por qué nos escuchaban ahí (risas).

¿GIT  fue la banda de tu vida?

GIT fue la banda de mi vida. Toqué en muchas bandas, con muchos grandes artistas pero con GIT lo encaramos totalmente diferente, fue nuestro proyecto, fue una propuesta totalmente diferente para los tres.

¿Cómo nace la banda?

Nosotros nos conocimos en la época de Raúl Porchetto, éramos su banda. De ahí nos tiramos a la pileta e hicimos una banda propia. Los roles cambiaron totalmente. Fue una experiencia buenísima y me quedan los mejores recuerdos.

¿Te sorprende que las canciones de GIT que tienen más de 30 años siguen sonando frescas en la radio?

Sí, te retomo lo que te contaba de la gira en el año 2017. Cuando nos propusieron volver, yo pensaba “¿para quién vamos a tocar?”, si la gente de nuestra generación, que nos iba a ver ya no sale ni a comprarse una lechuga (risas). Pero fue una sorpresa muy grata porque llegamos y nos dimos cuenta que había gente y chicos muy jóvenes. Nos venían a ver con discos de GIT para que se los firmáramos. Fue increíble, y ahí nos dimos cuenta de que las canciones siguen vivas.

Trascienden la frontera generacional…

Es lo mejor que te puede pasar, que pasen los años y nos podamos seguir comunicando con otras generaciones de público.

¿Te sentís referente de un movimiento como el rock argentino?

Puede ser, no lo sé. En mi vida hice lo que más me gustaba hacer, que es hacer música, estar en contacto con la gente, laburar en grupos. Doy gracias al cielo de haber decidido hacer música, pero es algo que sentí, doy gracias de haber podido hacerlo.

Vos comenzás con 17 años en Los Gatos…como decís a esa edad eras inconsciente de lo que hacías…

Claro, yo quería tocar. Cuando estás en el medio de algo sólo querés hacer lo mejor que podés y te sale. En ése momento éramos mucho más inconscientes, no pensábamos en el futuro, lo único que queríamos hacer era estar juntos y tocar.

¿Alguna vez pensaste hacer algo que no esté relacionado con la música?

Si hubiese elegido una profesión me hubiera gustado ser arquitecto. Y otra cosa que me gusta mucho, que no lo practico en éste momento, y es algo que me gusta hacer, es dibujar.

¿Tenés muchos dibujos guardados?

Tengo cosas guardadas sí, y cosas perdidas también (risas). Como tantos discos que grabé que no los tengo, tengo la costumbre de regalarles mucho a mis amigos. Algunos me preguntan “¿tenés tal o cuál disco?” y les digo no, ése lo tenés vos… (risas).

¿Te falta tiempo para dedicarte a dibujar?

Digamos que el tiempo “libre” que tengo, me meto en mi casa en un mini estudio que tengo, y hago mi laburo, compongo, preparo cosas. Cierro la puerta y estoy en mi mundo, y desde ahí viajo a dónde yo quiero.

¿Cómo ves la escena del rock argentino? Cambió mucho hay mucha fusión ahora…

Hay mucha fusión. Hay música que me gusta y otra que directamente no me gusta. En la composición de la música uno siempre se ve influenciado por lo que ha escuchado o escucha, después pasa por el filtro de cada uno y sale algo nuevo.

Y está bien que a tu generación no le guste toda la música moderna porque eso pasó siempre en realidad…

Eso pasó siempre, pero a mi no me pasa totalmente así. Hay música que me atrapa y otra que no.

¿Te quedaron muchos sueños pendientes?

Nunca sabés, siempre querés más.

¿Qué proyectos hay para el próximo año?

Terminamos un tema con Pablo Guyot, y en algún momento nos gustaría difundirlo, sería muy egoísta hacer algo y no compartirlo. Tenemos muchas canciones más, y haber grabado una, fue romper el hielo, es la primera vez que nos pasa en muchos años, y sería bueno seguir grabando todas.

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