Por Miguel Arena
La historia comenzó en el año 1921 cuando Alfred Lennon quedó huérfano y le costaba mucho que lo admitieran en las escuelas de Liverpool. Finalmente pudo ingresar a una institución que lo aceptó. Hasta los 15 años vivió junto a su hermana Edith en el Orfanato The Blue Coat School.
A los 16 años se juntaba con un amigo siempre en una plaza. Él buscaba formas para acercarse a alguna chica y le pedía consejos a ése amigo. En aquella época tenía un traje y con unas libras que tenía se compró un sombrero galera.
Un día, sentado en ésa misma plaza pasó una chica, la saludó y le dijo que era muy bonita. Le dijo si podía sentarse con ella en el banco, a lo que ella respondió “para sentarte conmigo tenés que sacarte ese sombrero ridículo”. Automáticamente Fred se sacó la galera y la tiró al lago. Allí empezaron a conocerse y más tarde se pusieron de novios.
Esa chica se llamaba Julia Stanley. Salieron un tiempo hasta que Fred tuvo que embarcarse, él era camarero en tiempos de guerra. Comenzó como mozo y llegó a ser Jefe de Camareros en los barcos mercantiles que partían hacía África del Norte. No volvió durante tres meses.
Cuando regresó volvió a vivir en la casa de Julia. Pero al tiempo tuvo que volver a irse. Sólo se veían en tiempos de vacaciones. Hasta que el 3 de diciembre de 1938 le propuso a Julia casarse. La familia Stanley no lo quería a Fred porque decían que no tenía ningún futuro con él.
Entonces Julia, que para aquellos años era una chica muy lanzada le dijo “no te animás a casarte conmigo”. Y él respondió “¿cómo no me voy a animar?” Y así fue cómo se casaron en el registro civil de Bolton Street. Al casamiento no fue nadie porque la familia no lo quería.
La historia cuenta que antes de casarse Fred fue a ver a un hermano para que le prestara dinero. Le dio una libra esterlina. Y como Julia no se presentaba en el registro civil, él la fue a buscar al cine Trocadero. Allí la encontró mirando una película. Ella era muy aficionada y siempre estaba ahí junto con amigas. Y la luna de miel la pasaron en el cine toda la tarde.
Sólo estuvieron juntos un día, ya que Fred tuvo que volver a embarcarse. En uno de ésos viajes se enteró por medio de una carta que Julia estaba embarazada. Esto era en el verano de 1940 en Inglaterra. Precisamente el 9 de octubre, su hermana mayor, Mimi, la internó en la maternidad Oxford Street de Liverpool, y las 18.30 hs nacía John Winston Lennon.
El nombre John lo eligió la tía, que estaba fascinada con el niño y años más tarde le iba a dar la crianza. Mientras que Julia decía que ella solamente lo había tenido. El segundo nombre se debe a un ataque patriótico en homenaje a Sir Winston Churchill.
Los primeros años vivieron en la casa de Mimi junto al esposo de la tía, George Smith. Al poco tiempo, cuando John tenía 18 meses, Julia fue a retirar como siempre hacía el dinero que enviaba Fred para mantener al niño. Se presentó en el Registro de Navegación pero no había más plata. Investigando le dijeron que Fred había desertado de las embarcaciones y que no sabían dónde estaba.
En realidad Fred luego contó su propia historia. Algunos decían que tuvo problemas con algunos camareros, se peleó y tuvo que irse del barco. Pero en realidad lo que sucedió es que lo iban a trasladar a un barco de liberación como camarero ayudante. Para ése entonces era Jefe y no iba a permitir que lo bajaran de categoría. Entonces el capitán del barco le dijo “te conviene agarrar un bolso con tus cosas y dejá que la embarcación se vaya”. Siguió ése consejo y terminó en Ellis Island en Nueva York.
Él quería ser camarero jefe de un barco muy famoso en aquellos años que se llamaba “Queen Mary”. Pero lo volvieron a subir en otra navegación de liberación y llegó al norte de África. Cuando llegó allí lo metieron preso. ¿Por qué? Un día uno de los cocineros le dio permiso para tomarse una botella de un cargamento que llevaban, pero llegó la policía diciendo que él la había robado. No era verdad. La tripulación lo acusó del robo y terminó 3 meses en prisión. Y por eso no le llegó a Julia el dinero para la mantención del bebé.
Él sabía que no podía volver porque eran tiempos difíciles. Se escribía con Julia mientras tanto y le dijo, por medio de una carta, que no se preocupe por él, y que trate de vivir y divertirse.
John vivió con su madre hasta los 4 años pero luego la custodia del niño quedó en manos de la tía Mimi. Tenía recuerdos de ella, que era muy divertida, que le gustaba mucho el cine, la música, que vivía cantando.
El mismo músico contó alguna vez que entendió que sus padres, en el breve lapso que estuvieron juntos habían sido muy felices. Que se divertían, que cantaban mucho. De hecho Fred le enseñó a Julia a tocar el Banjo. Y ella es la que le enseñó años más tarde a su hijo John.
Siguiendo con la historia, ya sin la custodia del niño y cansada de esperar, Julia se fue a vivir con otro hombre. Fred volvió a Liverpool. Fue a la casa de Mimi y le pidió permiso para llevarse a John a pasear. Ella accedió porque era el padre. Lo llevó a Blackpool a una feria. Pero se fue con el niño dispuesto a no volver jamás. En ése momento tenía mucho dinero porque hacía negocios con el contrabando de medias en los barcos. Incluso decía que en Blackpool las medias que usaba la gente eran las que él traía.
Fred vivía con un amigo que pensaba irse a Nueva Zelanda. Y él tenía la idea de irse allí pero llevarse a John para no regresar nunca. El día que lo decide hacer, luego de tres semanas de vivir con el niño, aparece en la puerta de su casa Julia. Le contó que se había encariñado mucho y que se lo quería llevar a vivir a otro país. Incluso le pidió a Julia que se vayan juntos pero ella se negó.
Discutieron bastante, hasta que finalmente le dijo a Julia “bueno que John decida”. Un niño tan chico con tamaña responsabilidad. Lo llamó y vino corriendo a sentarse en las rodillas del padre. Se agarró del cuello y le preguntó a la madre si iban a estar nuevamente juntos. Ella le respondió que no y le preguntó si quería irse con ella. Para sorpresa y dolor, John dijo que se quería quedar con Fred.
Julia destrozada por la elección del niño se fue de la casa. Y cuando había cruzado la puerta John salió corriendo detrás de ella. Años más tarde contaba Alfred Lennon que fue la última vez que vio a su hijo hasta que supo que era un Beatle…