Por Marcelo Ivs

El cine iraní de vez en cuando nos regala verdaderas joyas del séptimo arte. Películas que reflejan con gran dramatismo los conflictos que se viven en Medio Oriente, así como sus lamentables consecuencias en el sector más vulnerable, los niños. Esto lo pudimos apreciar en Las tortugas también vuelan (2004) de Bahman Ghobadi, donde seremos testigos de cómo niños kurdos deben retirar minas antipersonales a costa de perder alguna extremidad. Muy cruda, visualización obligada en muchos colegios del mundo. Esta vez será un film un poco más tranquilo pero no por eso menos impactante. Buda Explotó por Vergüenza (2007).

El año 2002 el régimen islámico talibán tomó la deplorable decisión de destruir por completo dos enormes monumentos tallados en piedra en Afganistán. De los famosos Budas de Bamiyan no quedó nada, solo restos de lo que alguna vez fue patrimonio de la humanidad. Cerca de ahí familias completas encontrarán asilo en frías cuevas escapando de la pobreza y la marginación. La necesidad de refugio transformaba a estas cavernas en verdaderos hogares para cientos de personas. En una de estas cuevas vive Baktay, una inocente niña de seis años con ganas de asistir al colegio luego de oír a su pequeño vecino Abbas estudiar el alfabeto. Ella luchará contra todo obstáculo para poder recibir educación en un país donde el machismo impera y las oportunidades para salir adelante son prácticamente nulas.

Lo sorprendente de esta producción franco-iraní no es solamente la interpretación que realiza Nikbajt Noruz como Baktay, sino la edad de la directora, ya que al filmar Buda Explotó por Vergüenza Hana Makhmalbaf contaba con apenas 18 años. La película recibió bastantes elogios además de llevarse algunos premios en festivales de cine tan importantes como el de San Sebastián en España. A destacar que ninguna persona que actuó en esta película tiene formación profesional. El apartado técnico es sencillo, sin mayor pretensión que reflejar la vida de los más desvalidos. Por momentos pareciera que estamos viendo un documental, agregando un extra que se agradece, ya que le da un realismo que acá si es necesario.

La sensación de angustia que produce esta cinta es muy alta. Ver como pequeños niños juegan a ser talibanes usando ramas como armas y aviones de papel a cuales derribar es perturbador. Me recordó ese clásico llamado El Señor de las Moscas de William Golding, esa violencia que nace en ellos cuando no hay supervisión alguna es digna de analizar. En una de las escenas más inquietantes de Buda explotó de Vergüenza vemos como un grupo de niños afganos secuestra a Baktay, para luego tapar su rostro, enterrarla en arena y simular una lapidación, imitando las horribles costumbres de los talibanes.

Algo que llama mucho la atención en Buda Explotó de Vergüenza es la indiferencia del mundo adulto hacia los niños. Obligados a madurar tempranamente para buscar la manera de sobrevivir en una sociedad en la que no hay igualdad, en este caso Baktay, que además de tener el rol de niñera cuidando a su pequeño hermano, deberá ingeniárselas para poder vender algunos huevos y comprar el cuaderno y lápiz que tanto desea. "No me gusta jugar a la guerra" es la última frase que dice la pequeña en la película, mientras algunas hojas de trigo caen sobre su cuerpo sepultando sus sueños de estudiar para siempre. Preciosa y reflexiva película que podrás encontrar en Youtube subtitulada. Date el tiempo de verla, vale la pena.

Dirección: Hana Makhmalbaf

País: Irán

Año: 2007

Género: Drama

 

Película en Youtube