Por Miguel Ale
Hace 5 años que comenzó a funcionar una vía férrea entre Zhengzhou, provincia de Henan, centro de China, y Hamburgo, Alemania. El tren carga más de 100 contenedores de productos como partes de vehículos, indumentaria, insumos alimentarios y electrónica.
De acuerdo con el operador, la empresa Zhengzhou International Hub Development and Construction Co., cada tren transporta 1.000 toneladas de carga de un valor de 60 millones de dólares. Y cada 20 horas parte uno totalizando 8 por semana. Es decir, llevando a los mercados occidentales 25.000 millones de dólares anuales solo en viajecitos de tren.
Los productos son entregados en casi 200 ciudades de 26 países en la Unión Europea y en otras 150 de Rusia y Asia central. Cada viaje, que atraviesa Kazajistán, Rusia, Bielorrusia y Polonia antes de llegar a Alemania, toma de 9 a 10 días menos que el recorrido por mar. Otras ciudades chinas cuentan con trenes de carga similares hacia Asia central y Europa. Hay más de 5.000 trenes de carga sobre 57 rutas entre los dos continentes, de acuerdo con la Corporación Ferroviaria de China.
También los chinos han "adquirido" los puertos de dos países africanos; Etiopía y Yibuti. El personal local fue adiestrado en China y hasta hablan mandarín. Los arreglos con los gobiernos regionales les han permitido poner hasta bases militares. Todo en el marco de ganar la exclusividad de un potencial futuro mercado africano y facilitar la planificada expansión internacional hacia el continente americano.
Por lo visto, esta inesperada irrupción del COVID 19 o Coronavirus ha golpeado seriamente sus planes. Los ha retrasado. Y toda postergación se siente, se sufre, se paga. Pero China persistirá. Y occidente también. Veremos que pasa. Porque los actuales modelos de vida se han convertido en guerras. Comercialmente, en feroces guerras maquilladas.
En las últimas horas Donald Trump ha entablado un principio de litigio diplomático con Angela Merkel. El trofeo en disputa es que hay un laboratorio privado alemán que tiene la vacuna para esta plaga a punto de ser sacada del horno. Digamos para junio. Y los yankis quieren adquirir la patente. Y la mujer fuerte de Alemania dice que va a vetar toda venta que atente contra los intereses de su país y Europa en general.
¡Y que sigan los negocios!