Músico, compositor, productor. Siempre supo que su vida iba a estar ligada a la música. Detallista de la canción. Compuso para otros artistas. Con Los Brillantes giró por España y recorre Argentina. Es uno de los pocos músicos  de rock que tocó en el Teatro Colón. Entra a La Cueva: Coti Sorokin…

¿Cómo empezaste con la música?

De chiquito empecé tocando instrumentos. A poco tiempo de iniciar eso había decidido que lo que quería hacer era estudiar música. Nací en Rosario pero me crié en Concordia, Entre Ríos. Luego volví a Rosario a estudiar música. Fui a la Universidad de Humanidades y Arte.

¿Cuál es la primera imagen que tenés relacionada a la música?

En la música siempre se empieza jugando. Con instrumentos de juguete y otros de verdad. En casa siempre hubo instrumentos musicales: Piano, guitarra, bombo leguero, etc. Jugando, bailando, cantando así empecé. Esas son las fotos que tienen mis viejos y recuerdo de casi recién nacido saltando en la cuna con la guitarra.

¿Te acordás de tus primeras bandas?

Siempre tuve proyectos. Fui armando bandas a lo largo de mi vida. Bandas emergentes, diferentes formaciones. Grabé mi primer disco con un grupo que se llamaba “Luz Mala”. Y a partir de ahí el camino que la mayoría de la gente conoce.

En tu casa estaba la música siempre presente. ¿A qué se dedicaban tus padres?

Mi viejo es Médico Pediatra. Es melómano. Su discoteca siempre me hizo viajar por miles de culturas y músicas diferentes. Mi vieja es pianista. Tocaba música clásica. Incluso hoy, con 80 años, sigue tocando casi todos los días. Siempre hubo un piano en casa, que actualmente está, y ahí empecé a tocar mis primeros acordes.

¿Con esas influencias musicales que tenías como llegas al rock?

Empecé de chico a escuchar Rock Nacional. León Gieco, Charly García, Luis Alberto Spinetta. Es parte del ADN, se lleva en la sangre. Son músicos que siempre han sido muy abiertos a las fusiones con el tango, jazz, jazz rock, música clásica, etc. Charly hablando todo el tiempo de Chopin, Spinetta con el tango haciendo discos con Almendra con el bandoneón. Siempre hubo una fusión en el Rock Nacional que uno la lleva en la sangre.

¿Cómo viviste la incertidumbre del artista? ¿Pensaste estudiar otra carrera alguna vez? 

La verdad siempre estuve muy centrado en la música. Nunca sentí esa duda del artista. Siempre recorrí un camino a mi manera, forma y medida. Aprendiendo de los referentes y de las personas que uno admira, pero siempre haciendo mi camino. De a poco conseguí pequeñas cosas que fueron puntapié para otras más importantes. Creciendo desde abajo.  

¿La canción es un género dónde todas las reglas son válidas? 

Obvio, hay muchas reglas estéticas que son parte del estilo. Y eso es algo muy concreto y existe en la música clásica, tango, jazz, blues, rock. Cada una tiene sus reglas. Más allá de eso uno pone sus propias reglas y visiones de los géneros que hace. Teniendo en cuenta que es lo que a uno lo moviliza, sus emociones, historias y darle su propia impronta. Es algo fundamental de cualquier artista.

¿Es difícil incorporar cosas nuevas a los géneros definidos?

Creo que algo que se hace sin pensar. Se va haciendo con el correr del tiempo, de los discos, las canciones, los conciertos. Se va generando algo casi sin pensarlo pero sí, sintiéndolo.

¿Sos de escuchar tus discos viejos?

No escucho mis discos. No me pongo a escuchar viejas canciones. Tal vez si entro en algún sitio y está puesto (risas), o en la casa de alguien. No es que me pongo a escuchar mis discos, a veces prefiero escuchar otras cosas. Aunque alguna vez sí pero como cuando uno ve fotos viejas, cada tanto.

¿Y qué ves ahora con el recorrido de ésos discos?

Cuando los escucho noto una coherencia que me gusta. Tiene que ver con una línea tendida, que en el momento que los hice no sabía que lo estaba haciendo. Pero evidentemente esa línea de coherencia artística me parece grata reconocer. Y por otro lado, hay canciones de aquél primer disco como “Antes que ve el sol”, “Nada fue un error”, “Mis Planes”, que envejecieron muy bien. Y que siguen estando muy vigentes. Hay gente muy joven que las está descubriendo. Y eso me parece alucinante.

Las buenas canciones envejecen bien como los buenos vinos…

Eso es un poco el desafío que a veces va en contra de las reglas del marketing. El arte toma una dirección diferente a las reglas del mercado. Este modo de usar y tirar que tiene el consumo. Creo que las buenas canciones y obras de arte son atemporales y van envejeciendo bien como los buenos vinos.

¿Cómo te llevas con la tecnología en la música? El Streaming, Spotify. ¿Se pierde la esencia del disco en mano? 

No es una cuestión que una cosa descarte a la otra. No hay que elegir, me parece interesante la convivencia. Estamos en un momento en dónde conviven todos los formatos, y eso es algo sano. Cada formato te acerca la música de una manera distinta, y es algo interesante. Es democrático también.

¿En Spotify superas el millón de escuchas mensuales. ¿Qué número no?

Es tremendo. Me escuchan 1.700.000 millones de personas mensuales. Es muy fuerte. Eso lo disfruto. El hecho de saber que la gente me elige.

Son pocos los músicos de rock que pudieron tocar en el Teatro Colón. ¿Qué sentiste al estar ahí dando un concierto?

Nervios (risas). Fue una noche especial. Un concierto especial por eso decidí que lo quería grabar y dejarlo guardado no sólo en mi memoria, sino con el registro en un disco. Fue hermoso, en el disco trabajó un montón de gente y lo disfrutamos mucho. Lo pudimos compartir con la gente que estuvo ahí, llenando el teatro, y con gente de otro lado que no pudo ir y lo disfruta en CD, Vinilo, en Streaming en 4 K. Nos dimos un gusto, estar en un teatro dónde hay pocos conciertos de rock.

 

Es un lujo vivir de lo que a uno le gusta. ¿Cómo ves la situación económica del país relacionada al arte?

Estamos pasando un momento difícil en Argentina. La gente tiene la prioridad de poder comer, vestirse, comprar la leche, los pañales para los chicos, mandarlos al colegio, etc. Los que pueden, la gente que no perdió el trabajo. Se valora infinitamente más el esfuerzo que hace la gente para comprar una entrada para un concierto. Cuando lo hacen es porque hay una necesidad, un gusto, porque lo disfruta, porque la música cumple una función importante en la vida de la gente. Y nosotros como artistas lo tenemos que valorar mucho, devolverle a la gente ése cariño. Por eso tengo respeto y cariño al trabajo que cada uno hace.

Por esa situación se venden menos discos también…

Por eso hoy tenés la chance de disfrutar de nuestra música en Streaming, en Vevo, YouTube, Spotify, en un montón de sitios que son más accesibles. Y la gente se ahorra el dinero en comprar el disco pero lo aprovecha y se viene a los conciertos. Y eso es muy valorable.

¿Alguna vez te enojaste con la música? ¿Te saturaste?

Siempre tuve herramientas como para reencontrarme de un lado u otro. No me enojé con la música.

Cuando grabas un disco te gusta hacerlo de principio a fin.

Hay muchos artistas que sólo ponen la voz para grabar el disco. Eso a mi no me interesa. Me gusta componer, producir, encender el estudio, ir a grabar. Como hice siempre. No me interesa delegar en un productor norteamericano que haga todo y yo ir a cantar sólo la letra. No me siento cómodo así. Requiere de mi espiritualmente, emocionalmente y mentalmente estar a full.

Con eso respetas la esencia de lo que querés comunicar con la canción

100 x 100. Es la única manera que yo tengo para sentirme cómodo y feliz con el resultado de un disco.

Tenés dos pares de mellizos. ¿Cómo te sentís como padre? ¿Y cómo fusionaste todo con el trabajo?

Como pude. Traté siempre de estar muy presente. Hoy las nuevas tecnologías ayudan mucho y permiten un poco más de presencia. Lógicamente cometí errores como lo hace cualquiera. Pero siempre con mucho amor. Con amor se puede hacer todo y el amor todo lo puede. Siempre intenté compartir con mis hijos todo lo que pude.

Llegas a La Plata, una ciudad con grandes referencias musicales: virus, redondos, etc. ¿Es especial? Vos sos de Rosario y en cuanto a cultura también es una ciudad importante (Fito Páez, Juan Blaglietto, etc)

Son ciudades que han sido usinas del arte. Hay para repartir para ambos lados (risas). Son ciudades universitarias, artísticas, de mucha mezcla. En el caso de Rosario, con el puerto, dónde el tango también hizo lo suyo. Tenemos una cultura y una personalidad musical impresionante en ambas.

¿Venís de una gira intensa, recorriste España, parte de Sudamérica y Argentina. Cómo llegás a La Plata?

Encantado de volver a La Plata. Siempre es un gusto. Me debía la vuelta con Los Brillantes. El año pasado fui a tocar pero solo, ahora vamos con banda completa. Hacemos un show súper enérgico con un montón de invitados: Facundo Soto de Guasones, Manuel Moretti de Estelares, Mery Granados y Under Mc. Va a ser una fiesta.

Imagino no es fácil formar una banda y vos tenés dos? En España girás con otros músicos. ¿Es muy exigente adaptarse a eso?

Son cosas en las que uno se va adiestrando y va consiguiendo armar maneras de hacer viables ciertas cosas. En España estuvimos 4 meses, hicimos más de 30 conciertos. Quisiera irme con toda mi banda pero no puedo hacerlo. Somos quince personas en el staff y no es algo viable. Yo viví mucho tiempo en España y tengo gente muy querida y talentosa allá, entonces armé ese equipo mixto con gente de ambos lados.

¿Qué proyectos quedan para este año y lo que viene?

Estoy por grabar un nuevo disco, pero ahora estoy muy centrado en la gira. Tengo muchos conciertos y los estoy disfrutando. Me consume mucha energía pero no me genera conflicto de tener la ansiedad de sacar ya el disco nuevo. No lo vivo de esa manera. Me gustaría hacer todo pero si estoy arriba del escenario no tengo tiempo para hacer otra cosa. No tengo un clon (risas)