Por Damián Zárate

11 de octubre de 2020

Actor de cine, teatro y TV. De chico soñaba con ser futbolista, pero con el tiempo lo fue atrapando la actuación. Obligado por una amiga comenzó a estudiar teatro y no paró más. Ganador de premios destacados como el Emmy, Cóndor de Plata y Kónex. Entra en La Cueva: Darío Grandinetti…

¿Qué proyectos laborales quedaron pendientes por la pandemia?

Había algunos proyectos laborales que quedaron suspendidos. A mi la pandemia me agarró haciendo una serie en España. Se interrumpió cuando llevábamos un mes de grabaciones. Finalmente, después de casi tres meses pudimos retomarla y terminarla. Ahora estoy en Argentina nuevamente. Todo lo que tenía para comenzar en mayo de este año se pospuso y no sé cuándo va a realizarse. A todos nos afectó de igual manera la pandemia, por supuesto, que el que está mejor acomodado económicamente lo va a soportar de mejor forma.

¿Y en lo personal como te afectó?

Muy mal, por ejemplo, hace meses no veo a mi madre. El otro día pude verla de lejos un rato. A mi hija menor también, meses sin verla, recién cuando volví al país sólo una vez, y no la he vuelto a ver. Estas cosas son las más complicadas, no poder verte con tus amigos, la falta de afecto, no poder verse, tocarse, sentarse a tomar un mate. Eso genera la angustia.

¿A nivel social cómo lo ves?

La gente tiene muchas dificultades económicas, sociales y sanitarias. En función de eso algunos fueron más afectados que otros. Todos lo estamos sufriendo.

A veces corremos sin saber adónde vamos, cuando en realidad, necesitamos compartir más tiempo con amigos…

¡Claro! Era un texto de Tito Cossa que se llamaba “Yepeto”, y un profesor le decía a un alumno “vos corrés, corrés, corrés, no entiendo a dónde vas”. Hay que levantar un poco el pie del acelerador, parar la pelota. Yo por suerte vivo un poco más tranquilo en Rosario, con calidad de vida, que es tener tiempo para uno mismo. Nosotros los rosarinos nos tomamos nuestro tiempo, y tratamos de ver a la familia, compartir. Nunca está de más reforzarlo. Todo esto nos sirve para tomar conciencia.

¿Y te dejó algo a favor la cuarentena? ¿Leíste mucho?

Me costó mucho leer en los primeros meses del confinamiento. No me podía concentrar. Vi mucho cine y series. Trato de encontrarle siempre lo positivo a las cosas, pero en este caso, no le encuentro nada bueno. No me dejó nada positivo. Ni en la consideración social, los miserables son igual de miserables que antes, y los buenos somos los buenos de siempre.

¿Notas que la gente respeta los protocolos y se cuida?

Mucha gente se caga en todo. No respeta lo que hay que hacer. Hasta me parece hipócrita el agradecimiento a los médicos. En un principio la gente aplaudía y los valoraba y ahora directamente nos cagamos en los médicos y los enfermeros.

Los que son hijos de puta son más hijos de puta en estos tiempos…

Las pandemias, las fiebres, las enfermedades históricas, no cambiaron a la humanidad. No la hicieron mejor. No hubo gente más solidaria, ni siquiera después de las guerras. Los que cambian al mundo son los pueblos con su voto. La única manera de cambiar las cosas es por medio del voto. Y estar siempre atento, ser curioso, no dejarnos arriar. No creer todo lo que aparece en la caja boba. Toda la vida fue así.

Ahora se fue ramificando con los medios…

Sí, ahora tienen un alcance mucho mayor, pero siempre para decir lo mismo. El mensaje es uno o dos. Y lo pasan todo el tiempo. Es tan repetitivo que hasta se lo creen ellos. Los miserables siguen siendo miserables. Por ejemplo, la derecha es igual acá y en todo el mundo. Quieren sacar partido de esto. Cagarse en el confinamiento, y si hay más muertes le echan la culpa al que no le hizo caso. Toda la vida fue así.

 

En estos tiempos es muy rescatable lo de CINE.AR…

Era un proyecto que viene hace años, por suerte tenemos eso para que muchos actores puedan cobrar por repetición, derechos de intérprete, etc. Porque muchos compañeros la están pasando muy mal.

 ¿Por qué te decidiste por la actuación? ¿Recordás cuando comenzaste?

A mi me elegían bastante para actuar en el colegio. No registraba eso como una vocación, no pensaba que era algo que iba a hacer. Incluso, lo que más hacía en los actos era cantar. Pero tampoco me imaginaba cantante. Yo quería jugar al fútbol. Mi primera noción fue cuando empecé a tomar clases de teatro, empujado por una amiga, que medio que me obligó, y acá estoy (risas)

¿Y qué edad descubriste que ibas a dedicarte a la actuación?

A los 17 años empecé a descubrirlo. Me gustó el teatro, pero me dejé llevar. Esa lectura la pude hacer con el tiempo. Al principio no lo tenía claro, no lo entendía.

El sueño del pibe era el futbol entonces…

Sí, claro. Yo jugaba al fútbol. Y en el momento que pensé que podía dedicarme al fútbol yo ya hacía cosas que no debería hacer un futbolista, por ejemplo, me acostaba tarde, fumaba, etc. Cosas que para el teatro iban fenómeno, pero para el deporte no (risas).

Ya que hablamos de fútbol te pregunto por el mito de Rosario “El Trinche” Carlovich…

Es una figura que trascendió lo nacional. Incluso por un documental llegó a ser internacional. Es un mito, como Litto Nebbia, Fito Páez, Fontanarrosa. Es un ícono de la ciudad.

Tuviste algún momento rupturista en tu vida, un momento frontera que te haya cambiado para siempre…

Empecé a sentir el paso del tiempo. A los 30 años sentí el cambio de década cuando fui padre. Dejé de boludear (risas). Ya tenía responsabilidades, y fui responsable de mi hija. Eso me cambió para siempre.

Entrevista Programa “La Frontera” AM1390 Radio Universidad Nacional de La Plata

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