Por Axel Velázquez

3 de agosto de 2020

Algo maravilloso pasó en el rock en 1968. Aires de cambio y evolución rodeaban al género que hasta ese año ya gozaba de un privilegio mayúsculo por la calidad de las obras de Bob Dylan, Frank Zappa, The Beach Boys, The Who, Jimi Hendrix, Cream, The Beatles, The Rolling Stones, The Doors o The Kinks, publicadas principalmente de 1965 a 1967, pero nos quedaríamos a mitad del camino si ignoráramos el grandioso año 1968.

Una de esas cosas que agradecemos al destino, a la historia y a la vida por permitirlo fue la aparición de Deep Purple en escena, que para entender mejor sus diversas formaciones que han tenido a lo largo de su carrera, a alguien se le ocurrió que se llamaran “marcas” o “alineaciones” siendo la “Mark II” la más recordada porque nos brindó verdaderos himnos como “Smoke on the wáter”, “Black night”, “Speed King” o “Child in time” y grandes álbumes como “Deep Purple in rock”, “Machine Head” o “Made in Japan”. Sin embargo, hoy quiero hablarles de la “Mark I”, la primera y original formación de Deep Purple de la que casi nadie habla y pocos recuerdan.

Nuestra historia comienza cuando en 1967, un joven baterista y cantante de Liverpool llamado Chris Curtis formó “Roundabout”, una banda que tendría como objetivo tener a músicos no fijos ni permanentes que acompañasen en todo momento a Curtis, quien sería el centro de atención de este proyecto. Como si se descubriera una preciada joya o un valioso tesoro, Curtis reclutó al tecladista Jon Lord quien provenía de una formación basada en el jazz y en la música clásica, pero fue en el rock y con Deep Purple donde explotará toda su creatividad y se converiría en leyenda. Curtis también le llamó a Nick Simper para que se hiciese cargo del bajo y a un guitarrista desconocido de nombre Ritchie Blackmore. Así se completó la formación de “Rondabout” quienes debutaron a finales de 1967 pero que inesperadamente en marzo del siguiente año Curtis se saldría de la banda junto con su hermano Dave quien hacía los coros. De repente había dos vacantes que prontamente ocuparon Ian Paice, extraordinario baterista y Rod Evans, amigo de Paice, como cantante.

 

A simple vista pareciera que “Rondabout” no fue relevante ni importante en la historia del rock pero todo lo contrario, fue el germen de Deep Purple y el laboratorio donde principalmente Lord y Blackmore demostraron índices de creatividad y química musical muy importantes para lo que se vendría después. La llegada de Paice y Evans ayudó a consolidar las inquietudes musicales que como “Roundabout” nunca concretaron.

En mayo de 1968, los representantes Tony Edwards y John Coletta que había conseguido Curtis para “Roundabout” confiaron en su talento y les ayudaron a grabar sus primeros tres álbumes llamados Shades of Deep Purple, The Book of Taliesyn en 1968 y Deep Purple en 1969, con un sonido muy arraigado al rock psicodélico y rock progresivo de la época que en momentos recuerda mucho a Vanilla Fudge o a Cream pero claramente con la voz melosa y única de Rod Evans y los salvajes teclados de Jon Lord, Deep Purple se abría paso entre sus contemporáneos.

La “Mark I” destaca por tener un sonido muy particular y curioso para quienes están acostumbrados a la clásica “Mark II” con el siempre impresionante Ian Gillan y el gran Roger Glover, pero siempre es vital conocer los orígenes de los artistas para comprender todavía mejor sus trabajos posteriores. Con esta formación realizaron composiciones con largos pasajes instrumentales como And the Address, el arreglo increíble en el meddley Prelude: Happiness/ I’m so glad, Wring that neck, River Deep, Faut line que en menos de 2 minutos me parece futurista, y la soberbia April, cuya duración de más de 10 minutos nos deja claro que la banda seguramente podía continuar por esa línea instrumental y regalarnos más cortes de ese calibre. No sabemos si hubieran podido pertenecer a la misma corte de King Crimson, Yes, Emerson, Lake & Palmer o Genesis. Nunca lo sabremos.

La iniciativa de la banda por incluir sonidos sinfónicos y progresivos claramente es por la influencia del rock progresivo, pero también porque la banda tenía las cosas claras. Por supuesto que Lord, Blackmore, Paice y Samper eran excelentes instrumentistas y con alto nivel de virtuosismo, lo cual siempre les dio una confianza para hacer música compleja. Por supuesto que Lord con su experiencia en música clásica y jazz permitió que la banda lograra ese sonido distintivo, pero en ninguna banda de rock no basta el “querer” hacer algo difícil musicalmente, sino ser honestos y saber si es posible o no, con el añadido que el rock progresivo no es cosa fácil.

 

Por otro lado tenemos el lado más orientado al pop con tintes de rock psicodélico que Rod Evans supo plasmar muy bien con esa voz melosa y suave que a día de hoy nos queda la duda de qué hubiera pasado con Purple si Evans se hubiera quedado en la banda. Si bien no está a la altura de su sucesor Gillan, Evans destaca por ser él el sonido distintivo de la “Mark I”. Blind y Lalena del disco Deep Purple son claros ejemplos donde Evans “obligaba” a la banda a adecuarse a su sonido meloso y melancólico. Y no es exagerado decirlo así porque en realidad la banda debía ser más sutil y reservaba destreza técnica más de lo acostumbrado en sus instrumentos para darle prioridad a la voz principal, una estrategia inteligente de una banda versátil en géneros y sonoridades.

La banda podía sostenerse exclusivamente de trabajos instrumentales, la voz de Evans sin ser virtuosa, contrasta muy agradablemente al sonido progresivo de la banda. Ejemplo de esto tenemos a One More Rainy Day, Bird Has Flown y Oh No, no, no donde destacan las virtuosas líneas de bajo de Nick Simper a pesar de ser canciones más orientadas al pop, un claro concepto de Paul McCartney aplicado con éxito. Nick Simper es un bajista digno de ser estudiado porque su calidad en el instrumento es realmente buena. Sin embargo, la canción pop más radical de la “Mark I” es sin duda la preciosa Anthem que se le reconoce como una de las primeras fusiones exitosas entre rock y música clásica de la historia. Cuenta con un arreglo de cuerdas excelentemente dirigido por Jon Lord y una voz de Evans que raya en la perfección además de los demás miembros que hacen un exquisito trabajo de acompañamiento. Es quizá la mejor canción en la que la banda fusiona el pop con la música clásica; en April también lo hicieron pero con menos éxito en el campo pop. Muchas personas ubican a Anthem como el trabajo más logrado de la “Mark I”.

Un tema importante en esta primera etapa de Deep Purple es el tema de los covers. Realizaron muchos, entre ellos destacan Help y We can work it out de The Beatles, Hey Joe de Billy Roberts (más conocida la version de Jimi Hendrix, I’m so glad de Skip James, Kentuchy Woman de Neil Diamond y Lalena de Donovan. Evidentemente tenemos la tarea de hacer las respectivas comparaciones con las versiones originales y generar nuestros argumentos pero Deep Purple hicieron covers realmente geniales, dignos de ser reconocidos. Unos serán más radicales como Help!, una excelente versión a un tempo lento tipo balada y con tintes progresivos que le dio un giro enorme a la canción original.

 

Tan buen resultado obtuvieron que cuando Paul McCartney la escuchó alentó a la banda a versionar más de sus canciones, motivo por el cual tenemos después el cover de We can work it out, en donde de manera arriesgada la fusionan a manera de meddley con una composición instrumental de la banda llamada Exposition. El resultado es un cover menos grandioso que Help!, pero llamativo en la rearmonización que hacen de ella brindándole un color más obscuro y con guitarras bluseras al estilo Eric Clapton. Un cover por lo menos curioso y muy particular. Otro cover nada despreciable con meddley incluido lo hicieron con I’m So Glad de Skip James (claro que el blues estaba muy arraigado en Deep Purple así como en todos los rockeros ingleses), que abre con Prelude: Happiness, obra de todos los integrantes de la banda.

De todos los covers que hicieron, el más importante fue Hush de Joe South porque significó su primer gran éxito en Estados Unidos y fue el tema que se extrajo como sencillo de su primer disco. Podemos asegurar que Hush es el único tema desconocido de la “Mark I”. Y claro que el cover de Hey Joe que significó tanto en la carrera de Jimi Hendrix, y aunque para Deep Purple no fue así, no por eso hicieron un cover despreciable, con una fabulosa introducción en teclados de Lord con los acostumbrados tintes progresivos de los que tanto abusaba la banda. Un cover que no defrauda.

Cerremos mencionando el gran trabajo de los solos de guitarra de Ritchie Blackmore, quien sorprendentemente demostró ser más “pentatónico” en la “Mark I” que en la II. Por supuesto que siempre lo fue pero se nota que aquí estaba explorando todos los territorios del blues y posteriormente en los futuros años con Deep Purple y Rainbow evolucionó a otras áreas; un poco diferente a Jimmy Page o Tony Iommi y más parecido a Hendrix o David Gilmour. Los solos de Blackmore son muy buenos en frases musicales, empleando la repetición, el desarrollo de motivos y la intensidad el registro y de figuras rítmicas de manera efectiva que sus solos son muy claros para el oyente. Recomendamos escuchar los solos de guitarra en Blind, And the Address, Wring That Neck y The Shield.

En tan solo dos años y con tres discos publicados, la “Mark I” de Deep purple con Rod Evans y Nick Simper, debutaba con paso firme y definitivo en la historia del rock. Tres discos muy buenos, poco conocidos por la mayoría pero que afortunadamente tenemos acceso a ellos para degustarlos y conocer los inicios de una de las bandas más impresionantes del rock de todos los tiempos: solo requieres tres horas de tu tiempo. En definitiva, Evans debería ser más reconocido como cantante y Simper como bajista porque en verdad que valen mucho la pena.

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