Por Damián "Puma" Gaspari
30 de noviembre de 2021
Fotos Sebastián Cid
Músico, cantante y compositora. Con su primer trabajo “Un Amoroso Asunto” sonando en todas las plataformas digitales, pero con la música siendo parte de su vida desde muy chica. Entra en La Cueva: Doble Valentina…
¿Te sentís un poco parte de la renovación de la música argentina?
Por un tiempo nomás, después ya no lo seremos más (risas).
Estás dando a conocer tu primer disco “Un amoroso Asunto”. ¿un disco gestado totalmente en pandemia?
Fue totalmente gestado en pandemia, por esa razón la alegría es doble, porque con el disco pude sacar algo de luz entre tanta oscuridad. También haber sacado “algo a la luz”. Fue un cúmulo de sensaciones personales a nivel de letra y música. Y muchos insomnios que pasé, por eso haber sacado el disco es una alegría enorme.
¿Es verdad lo que se dice sobre la vida del músico? Trabajan hasta tarde, se desvelan muchas veces…
Te diría que lo peor es que tenía que pasar varias horas editando, ni siquiera pensando en producción, solamente editando, y había canciones que tienen tanta carga sentimental que no quería poner a hacer esas cosas que son más técnicas. Me costaba mucho escucharme y tener que oficiar de artista que una vez que puso su voz y sentimientos, empezar a procesar el audio en una computadora. Eso es lo que más me costó.
¿En cuánto a la composición te salieron fácilmente los temas?
No siempre, en algunos sí, no tuve que darles vuelta, y como salieron así quedaron grabados. Y de otros grabé tomas, y tomas, y tomas…(risas).
¿Te pasó como artista que querías despojarte de las canciones después de grabarlas tantas veces?
¡Sí! ¡Basta! Es feísimo lo que voy a decir, pero hay temas que llegué a odiar. Ya no sabía que voz era la que me gustaba, que era lo que quería decir o no. Probé cantidad de cosas. Y es mentira que siempre lo primero es lo más genuino y lo más bueno, a veces no. Hay canciones que quiero sacármelas porque no quiero estar siempre en ese estado, con mucha carga emotiva, son emociones que no quiero sentir todo el tiempo. Es el camino eterno entre la duda, la certeza y la corazonada. También tratar de despojarme de las opiniones de afuera, de tener que ir por uno u otro camino.
Y seguir tu corazonada y tu camino…está bueno equivocarse también…
Totalmente.
No es fácil gestar un disco entre tanta oscuridad como decís…las emociones son distintas a épocas normales…de los peores momentos salen a veces las grandes obras…
Es una dicotomía, pero es verdad. Me pasó en este disco, pero hay que tener agallas para quedarte un tiempo revolviendo en la oscuridad. Por ejemplo, una vez escuché una entrevista a Eric Clapton, hablando sobre el tema que le hizo al hijo. Es terrible, tuvo la valentía y necesidad e hizo una de las canciones más lindas a raíz de eso.
¿Todavía no saliste a presentar el disco en gira?
No lo he presentado todavía. Me pasa que soy muy solitaria con la música, hago música desde muy chica. Nunca fui de tocar con otras personas, incluso todavía no lo soy. Me siento más cómoda tocando sola. Hasta ahora todos los shows que hice los hice sola, y voy a hacer presentaciones con temas del disco, pero presentado, así como suena, todavía no lo tengo armado. Intento armar una banda y tal vez sea en febrero o marzo la presentación.
¿Estar sola te hace todo más difícil? Tal vez dentro de una banda estás un poco más contenida…
Sí, tiene su lado oscuro y su lado de luz. Me da mucha seguridad conocer todas las variables que están pasando, me siento dueña, entre comillas, porque uno no sé hasta que punto es dueño de la música que hace, pero sí dueña de mi sonido. También es lindo sentir, por ejemplo, que el baterista te va a sostener la base si vos estás concentrada en otra cosa.
¿Te considerás un fenómeno de internet? Utilizaste muy bien las redes para llegar a la gente…
Agarré la ola de la pandemia, la ola de los algoritmos caprichosos que no se sabe cómo funcionan y me fue bien. Empezó a circular lo que yo hacía, pero antes de eso me llegó el llamado de la necesidad. De repente sentí que tenía que empezar a sacar toda la música que tenía dentro. Fue curioso porque yo era de las ermitañas que no tenía redes sociales.
¿Antes de tu cuenta actual de Instagram no usabas las redes?
Usaba, pero solo para ver cosas. Era como un Troll pasivo (risas). Y con esa necesidad me abrí un Instagram y empecé a subir cosas de mi rutina musical hasta llegar al disco. Fue increíble.
¿Decías que hacías música desde chica, pero recordás tu primer contacto con la música?
No recuerdo el primer contacto con la música, pero me acuerdo que en casa había dos parlantes grandes en el living de mi casa, y me sentaba en el medio formando un triángulo perfecto, obnubilada mirando como la música salía de esos dos círculos. Era una locura.
¿Y qué discos escuchabas ahí?
“The Dark Side of the Moon” de Pink Floyd, el “Live” de Supertramp en París. Eso lo escuchaba a lo que daba el volumen.
Encima en vivo siendo chica te lleva al corazón de la banda…
Totalmente. Yo igual tengo algo con los gritos y aplausos de la gente, a veces me molestan y a veces me encantan.
¿Y de rock argentino escuchabas algo?
Mucho Serú Girán, Sui Generis, Luis Alberto Spinetta…
¿Y tu primer contacto con hacer música?
Cuando empecé a tocar la guitarra y le pedí a mi hermano que me enseñe un tema de Pink Floyd. Y el segundo hito importante, fue cuando mi hermano me regaló una placa de audio cuando tenía 12 años. En ese momento fue fundamental para mi, conocer eso, porque ahora con el celular te podés mandar a hacer cualquier cosa. Tener una placa de audio era un lujo, como un estudio casero, una evolución a la democratización de la grabación de los estudios caseros. Me acuerdo que el primer software que bajé fue gratuito, era el Audacity, bien de campo, bien rústico, artesanal, pero no me impidió por primera vez, entender cómo se hacía la música. Una arquitectura visual del audio.
Pasaste del otro lado, dejabas de ser sólo oyente para empezar a hacer la música…
Pasé del otro lado y se me voló la cabeza. Me acuerdo patente de tener 12 años, estar frente a mi computadora y entender cómo se iba formando la música, es muy genial, son ladrillitos de sonidos que uno va pensando y pueden encajar justo. Cuando achicas una sesión entera ves, para mi, una sesión arquitectónica. Me enamoré de la música y no paré más.
La música está muy relacionada a la arquitectura porque vas creando por partes…
Por supuesto. La verdad es mágico no sé como decirlo.
¿Siempre fue la música en tu vida?
Siempre fui muy vergonzosa, y quizá mi historia el día de mañana le pueda servir a alguien. No quiero ser una mentirosa y decir “sacá tu música y ya está”. Es todo una serie de complejidades y hay una cuota de suerte también, pero siempre fui vergonzosa de mi música y de mostrarla.
¿Cuesta animarse y mostrarse?
Cuesta animarse, pero hay algo que hay que mantener, pero el primer paso es el más importante. Mostrarse es exponerse mucho, no sólo porque sí, sino que cualquier con nada de legitimidad sobre tu vida, pueda opinar y decir “ah está canción es una cagada” o “Ah está guitarrita que pusiste es una pelotudez”. Y lo hacen porque pueden, porque gracias a Dios existe la libertad, y está bien, pero eso no quita que a uno le puede doler. Que con tanta facilidad puedan meterse en algo tan profundo y tan vital para uno.
Con el tiempo uno forma una coraza contra esos comentarios…
Te soy sincera, por suerte no me atacaron tanto, los malos comentarios son bastante reducidos, pero los que tuve, de verdad, necesitaba pensar cómo abrazar a un hater de alguna manera, y si se puede abrazar a un hater. Tal vez cuando están en un estado tan de hater lo mejor se dejarlo gritar, dejarlo pasar…ignorarlo. Todavía es una pregunta que me hago.
¿Cumpliste sueños con la música?
Sueño que cumplí es aburridísimo, pero no menos real, y fue poder tocar en vivo para gente que no sea de mi familia.
¿Algún sueño pendiente?
Sueño por cumplir, que no lo voy a cumplir (risas), es tocar la guitarra con David Gilmour. O mejor que me regale alguna de sus guitarras (risas).
¿Proyectos para 2022?
Tocar todo lo que se pueda y seguir haciendo música.
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