Por Santiago Patiño
31 de mayo de 2021
Músico, guitarrista y compositor. Tuvo una fuerte conexión con la música desde niño, ya que su padre era músico de jazz y sus hermanos se la pasaban horas escuchando vinilos de cualquier género musical. Dueño del “primer reggae argentino”, cosechó diversos éxitos, los cuales están cumpliendo 50 años. Uno de ellos, en particular, se transmitió de generación en generación y se canta cada vez que alguien se encuentra presente en una playa. Entra en La Cueva: Donald Clifton Mccluskey
Hijo de un padre estadounidense y madre argentina…
Así es. Mi papa era norteamericano, nacido en Oklahoma, en 1905, y de joven, con parte de los músicos de la banda que dirigía, la “University of California Band”, se subió a un avión, recorrió gran parte de Sudamerica. Cuando llegaban a alguna ciudad y querían que la gente se enterar que había algo nuevo, asomaban la trompeta o el trombón por la ventanilla del avión, y la gente sabía que algo especial iba a pasar esa noche en algún teatro. Cuando llegó a la Argentina se instaló en el Teatro Brodway, y después de largo tiempo le ofrecieron inaugurar el Roof Garden del Alvear Palace Hotel. Cuando lo inauguró, en la primera fila se encontraba mi madre, una dama mendocina, y bueno, se enamoraron, fue amor a primera vista. Allí se enamoró de una argentina y de la Argentina, y a partir de ese día no volvió más a Estados Unidos, ya que para él este país era “la tierra del futuro”.
¿Cuáles fueron las influencias musicales que recibió? ¿Las de su padre, músico de jazz, o de otra banda?
Primero que nada, mi papa era mi ídolo número uno. A su vez mis hermanos Bud y Alex tenían una gran discografía con todo tipo de música: jazz, música tropical, brasilera, folklore, entre otros. Escuchando esos discos, inconscientemente me fui armando un estilo propio y cuando empecé a cantar, a los 15 años, comencé haciéndolo con canciones de otros. Eso pasó en el año 62, y en el 69 ya la había pegado con “Tiritando”. Hasta ese momento venía haciendo covers, hits de otros, tanto en boliches de Buenos Aires, otras partes del país y programas de televisión.
¿O sea que Tiritando no es propia?
Tiritando en realidad es de un publicista amigo, Nono Pugliege, pero a esa canción la considero propia porque ya van 50 años o más desde que la estoy cantando (dice entre risas).
¿Cómo surge? ¿Es una canción con tinte romántico dedicado a ese amor que surgió en el verano y sobre todo en la playa?
Mucha gente piensa que surgió en Mar del Plata, pero en realidad se creó en Punta del Este. Si hay una historia detrás, la desconozco. Lo que sí sé es que Nono la escribió como una canción melancólica. A mí me gustaba mucho la música, la letra, pero no así el ritmo, ya que la hacía una canción melancólica. De hecho, si prestas atención la letra también es melancólica, pero cuando escuché el “hasta tanto me devuelvas tu querer”, dije, bueno, hay algo de optimismo y esperanza. Entonces adapté todo eso a un nuevo estilo, similar a lo que hacía Cris Montés en esa época. Después le agregué el “sucundum”, que se me ocurrió en el estudio, y las chicas del coro sumaron el famoso “sha la la”.
Y el éxito de este hit llegó unos años después, de la mano de la actriz Liliana Caldini…
Totalmente, porque yo la canción la escribo y lanzo en 1967, pero en 1969 Nono la sumó a una publicidad de los cigarrillos de Chesterfield, que tenía a Liliana como protagonista del comercial. A partir de ahí, de la mañana y la noche la canción era un exitazo.
Otro de sus éxitos, “Siempre fuimos compañeros”, salió en 1969, cuando Juan Domingo Perón se encontraba en el exilio ¿Es errado asemejar esa canción al peronismo?
No, no es para nada errado. Justamente en ese año fui a cantar a un club de Rosario, y previo a subir al escenario, los directivos del lugar me dijeron que en algún el público tal vez me pida que salude como Perón, levantando los brazos y diciendo “¡COMPAÑEROS!”. Me avisaron sobre eso porque la semana anterior había estado Leonardo Favio, los presentes le pidieron que salude así, él no hizo caso, y el público rompió todas las sillas y las mesas del club. Cuando fue mi turno, para el final del show, alguien gritó: “Que salude como Perón, que salude como Perón”. Dicho y hecho, por las dudas lo hice, y estuvo todo bien. Ese hecho me sirvió como disparador para crear otra de mis canciones. Cuando volvía del show escribí “Siempre fuimos compañeros”, pero la diferencia es que va dirigida a los compañeros de colegio, y no a algo político.
¿Cómo fue la repercusión que se generó a partir de que un músico lleve el mismo nombre que un dibujo animado como el Pato Donald?
En el colegio mis compañeros me cargaban y me decían “Pato Donald”. Yo me enojaba muchísimo, justamente como el Pato Donald, que es cascarrabias, y les decía: “¡NO, NO SOY EL PATO DONALD! Tendré nombre de pato pero no soy un pato. Ya de más grande, en la música yo era el único Donald que había, o por lo menos que yo sepa, aunque inicialmente pensaba llamarme “Clifton”, como seudónimo artístico. Finalmente en la disquera me dijeron que “Donald” iba a quedar mejor.
Hoy quien dice Donald, si no es por usted, se está refiriendo a Donald Trump…
Claro, exactamente, y acá pasa parecido. Me llamo igual, pero no soy un ex presidente de los Estados Unidos, ja ja ja.
Sus hits ya cumplieron 50 años a la par de que se desató una pandemia, la cual provocó una cuarentena ¿Se viene alguna reversión o remasterización?
Todo lo contrario, en realidad, pensé que era un buen momento para retirarme. Esto se lo plantee a un productor artístico, a quien le dije que quería organizar una gira despedida. Él me dijo que con mucho gusto organizaba esa gira, siempre y cuando no sea de despedida, ya según él tengo cuerda para rato. Pasó el tiempo, la pandemia hizo que yo esté nueve meses desocupado, nueve meses sin cantar.
Y en medio de la cuarentena el Bahiano (ex cantante de Los Pericos) hizo una re-versión de otro de sus hits, considerado el primer reggae argentino…
Grabó Scaba Badi Bidu, y dejó algunas estrofas libres para que yo ponga mi voz. Así que me metí en el estudio, grabé la voz, y allí quedó esta nueva versión, que es muy buena y tiene a “Cebolla” de Los Cafres haciendo la percusión, y a varios músicos excelentes. En el 2002 el Bahiano me preguntó si yo sabía que ese tema era el primer reggae argentino, cosa que yo desconocía. Esa canción la compuse con mi hermano Alex, y un amigo, Fernando Monsegur, que trajo estos nuevos ritmos de Jamaica. La escribimos, salió, y resultó ser un hit, el cual me dio mi segundo disco de oro. Pero para que te hagas una idea, yo no sabía cómo se escribía la palabra “reggae”, por eso es que en el disco figura “reggai”.
Nuevos ritmos que recién estaban surgiendo desde Kingston, capital de Jamaica, y que más tarde llegaron a Argentina…
Y que me encantó. Es algo de lo que desconocíamos pero que tenía sabor a mar, olor a playa, se podía sentir la arena. Es un estilo de música que se aplica perfectamente a ese escenario.
En medio de la cuarentena es difícil proyectar algún show, pero ¿Habrá música nueva dentro de poco? ¿Material inédito?
No te lo puedo asegurar porque el futuro es impredecible, y yo no puedo predecir el futuro, pero desde ya que en cuanto se pueda haremos algunos shows y promocionaremos la reversión de Scaba Badi Bidu, en principio.
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