Por Damián "Puma" Gaspari
18 de agosto de 2020
Músico autodidacta. En el colegio secundario conoció a Luis Alberto Spinetta, y juntos, con Edelmiro Molinari y Rodolfo García formaron la histórica banda ALMENDRA. Luego de unos años fundó AQUELARRE, otro grupo esencial en la historia del rock argentino. Toda una vida ligada a la música, el dibujo y el arte. A punto de finalizar su nuevo disco. Entra en La Cueva: Emilio Del Guercio…
¿Cómo estás viviendo este momento de pandemia?
El aislamiento lo vivo como cualquier persona. La estoy pasando bastante bien pero ya se hace bastante largo. Soy una persona que está acostumbrada a salir, a andar mucho en bicicleta, a nadar, y eso me molesta un poco.
¿Y con respecto a la creación artística?
Eso no viene mal, viene bien porque uno se concentra más en ciertas cosas que con actividad diaria se dispersa. Al estar más en casa uno puede resolver, terminar y proyectar cosas más creativas.
¿Particularmente con tu actividad artística en lo laboral cómo venís?
Eso está bien jodido. Por un lado, está la modalidad del streaming, que creo que llegó para quedarse ya, aunque en el futuro se pueda volver a los teatros y demás. Será un complemento de algunos shows que se hagan. Lo que no sé es si la gente va a estar dispuesta a concurrir a un teatro o lugares masivos.
No estamos acostumbrados a esto, son cosas nuevas de ahora en más…
Es extraño. No sé si va a ser una nueva normalidad o en algún momento volveremos a lo de antes. En lo que tiene que ver a los músicos y su ejecución en vivo es un desastre para nosotros.
Hablabas del streaming como modalidad. ¿Cómo lo ves?
Pasa que cuando uno va a un concierto, no va solamente a escuchar música. Es un hecho social, va con amigos, o vas solo y te encontrás con otra gente que conocés. Es un hecho cultural, movilizarse, juntarse, compartir la música cantando juntos. Eso se pierde en el streaming. Se pierde el ritual…
Además, hay mucha gente que vive de la actividad artística que con esto se ha quedado sin trabajo…
Hay mucha gente claro. Es delicado el asunto. Teniendo en cuenta que ya últimamente se ha perdido la venta del disco, salvo por las plataformas. Pero si bien son efectivas, a nivel dinero el artista pierde, ya que pagan muy poco por cada click o descarga.
Se perdió el fervor del disco en mano, ahora es todo rápido, salen temas de a uno y ya los tenés para escuchar en un celular o computadora…
Con otras tecnologías se está pareciendo a cuando sacábamos singles a finales de los 60. El artista sacaba un tema y si pegaba, la compañía te hacía grabar un álbum. Pero de entrada no se hacía. Nosotros, por ejemplo, con Almendra, antes del disco publicamos dos. Ahora la modalidad parece ser esa, pero con la diferencia que el concepto de álbum parece haberse diluido.
Vos estás grabando un álbum justo ahora. ¿Cómo lo vas a editar?
Yo lo voy a editar no sólo en plataformas, sino también en CD y vinilo. Que cada uno elija si lo quiere tener o no.
¿Cómo venís con el nuevo disco?
Se interrumpió por la pandemia. Yo estaba en un 85% de producción. Ya empezábamos a mezclar, y al no poder concurrir al estudio no pudimos continuar. Yo en casa tengo un mini estudio casero, pero no puedo continuarlo ahí. Además, dependo del técnico que trabaje en el disco.
Eso es lo que mucha gente desconoce que detrás de un disco hay mucha gente que trabaja además del artista…
Por eso a veces me da bronca, que la gente livianamente baje material sin pagar una moneda. Y no tienen conciencia de que eso que está ahí requirió años de estudio o entrenamiento personal del músico y mucha gente que se dedica a la grabación. Los elementos que se han tenido que comprar para grabarlo, etc. Ya lo dice SADAIC en una frase “el derecho de autor es el salario de los creadores”.
La gente no tiene una visión global de cómo se produce un disco…
No la tiene. Yo siempre digo que, si vas a una mueblería a comprarte una silla, la tenés que pagar. En este caso como las canciones son bienes intangibles, cosas abstractas que provienen de la invención del artista y se convierten en objetos virtuales. Cómo no se corporizan en un vinilo o un CD, la gente cree que no tienen valor. Culturalmente es para estudiar porqué sucede eso.
¿Por qué elegiste la música? ¿Cómo comenzaste?
Yo escucho música en casa desde muy chico por dos motivos. Uno porque mi viejo laburó en radio y tenía toda esa impronta. Y mi mamá era cantante, no profesional, pero cantaba muy bien. Y se escuchaba todo el día música en casa. No hubo un día que dije “voy a ser músico”. Se fue dando naturalmente de manera progresiva y espontánea.
Recordás alguna edad en particular dónde comenzaste…
Creo que hay una marca cuando tenía 8 o 9 años, en el último regalo de reyes, me trajeron un acordeón a piano. Y yo empecé a estudiar, dejé porque me aburría con la profesora. Pero agarré una guitarra, un bombo, porque me gustaba mucho el folklore. Se fue dando naturalmente.
¿Y ya la escuela cómo fue tu acercamiento a la música?
En el secundario lo conozco a Luis Alberto Spinetta. Fuimos compañeros de banco y tuvimos muchas cosas en común. El amor por la lectura, el dibujo y la música. Y en esos momentos aparecieron Los Beatles en nuestras vidas y fue una atracción muy grande que nos dio el empujón para formar una banda y tocar.
Antes de Almendra estabas con Edelmiro Molinari en Los Sbirros…
Claro. Porque Edelmiro era compañero de colegio de mi hermano, pero en la misma escuela. En el grupo yo era el más chico y ahí empecé a tocar el bajo. De manera autodidacta, salvo los estudios de acordeón a piano no tuve estudios. Con los años fui estudiando con maestros.
Y dedicarle mucho tiempo al instrumento…
Es la manera. Investigando el instrumento, dedicándole muchas horas. Vas descubriendo cómo se relacionan las zonas melódicas y armónicas de cada instrumento. Conocerlo.
Y pasar el período de frustración con el instrumento…
¡Claro! Mucha gente deja porque es como trepar una pared muy alta. Y además el dominio de instrumento es un trabajo arduo. Si vos dejás de tocar la mano se te endurece. Es constancia. Uno siempre piensa que le falta, pero vas avanzando de a poco, y sin darte cuenta, en algún momento lo dominás.
Volviendo al secundario, ni bien terminaban ya estaban con Almendra. ¿Cómo fue esa etapa?
Se dio de manera natural. Teníamos una influencia de muchos géneros, pero el motor, lo que nos entusiasmó fueron los Beatles. Nosotros nunca copiamos, pero sí la influencia musical y el ideario de la época. Con Luis (Spinetta) tocábamos juntos de más chicos. En 1967 cuando egresamos del colegio ya nos pusimos más las pilas.
¿Y las canciones ya las tenían de antes? Por qué hicieron discos vitales para el rock argentino…
Algunas canciones ya las teníamos, y las íbamos desarrollando. Nosotros no pensábamos que era algo tan esencial y diferente a lo que se hacía. Con el tiempo y en perspectiva uno ve que el laburo que hizo fue muy original e importante para mucha gente. Eran cosas que nos encantaban hacer, pero lo hacíamos diariamente, entonces era muy natural
Además, eran una banda dónde todos participaban de igual manera…
¡Claro! Veo algunos periodistas que cuando hablan de Almendra dicen “la banda liderada por Luis”, pero no era así. Los cuatro éramos iguales y aportábamos lo mismo. Nuestro modo de relacionarnos era de igual a igual.
¿Qué imagen tenés de Luis Alberto Spinetta?
Yo no puedo tener una imagen de Luis diferente a la que tuve chico, siendo amigo, compañero de banco en la escuela. Reconozco la trascendencia que tuvo, pero para mí, la conciencia y el recuerdo es de un amigo. Que hacíamos canciones, que nos gustaban y las compartíamos. Yo no lo miraba diciendo “Uh es el flaco Spinetta” (risas)
Luego de esos años de Almendra cada uno sigue su camino y conformás Aquelarre, otra banda muy importante en el Rock Argentino.
Con Rodolfo, Héctor Stark y Hugo González Neira hicimos Aquelarre. Ahí pusimos en práctica cosas que hemos aprendido del trabajo con el arte y la producción. Porque no alcanza sólo con tocar y cantar bien, para poner una obra en la calle y que se vea y escuche, es todo un trabajo agregado, muy intenso, dónde todos los integrantes deben estar comprometidos. Aquelarre fue una banda superadora de lo que había sido el proceso de Almendra en el orden de lo profesional.
Con Aquelarre van a tocar a Europa y se quedan allí mucho tiempo…
Aquelarre duró siete u ocho años. Y casi los últimos tres años estuvimos tocando en España, y nos fue muy bien. Quizás la gente no conoció esa movida nuestra allá porque no había manera de comunicarlo como lo es ahora. Para poder dar a conocer lo que hacíamos era un trabajo enorme, escribir gacetillas en una máquina, mandarla por carta, etc. No estuvimos tan pendientes de mandar información a Argentina porque estábamos laburando mucho allá. Nos faltó constancia para enviar el material y esa etapa no se conoció mucho.
¿Y cuándo vuelven hacen un Luna Park con la banda?
Sí, cuando regresamos decidimos terminar con la banda, y hacemos un recital muy importante en el Luna Park. Hicimos otros por Argentina y la despedida en Montevideo, Uruguay.
¿Cómo fue volver a tocar después de tantos años en el reencuentro que tuvieron luego de la vuelta de Almendra?
Volvimos a tocar ese material de nuevo que te obliga a estar con los ojos y oídos abiertos. Fue muy lindo.
A lo largo de tu carrera fuiste incorporando en la música al arte, el dibujo y fusionando géneros. ¿Ahí es donde se ve la madurez del artista?
Con respecto a la plástica y al dibujo, yo lo hago desde muy chico. Mi idea era dedicarme al dibujo por eso fui a la escuela de Bellas Artes. Y luego tuve que dejar porque la necesidad de trabajo en Almendra me exigía más tiempo. Pero siempre seguí dibujando y haciendo cosas con eso.
¿Después de Aquelarre es que te dedicás un poco más?
Cuando volvimos de España con Aquelarre ya no tenía tangas ganas de estar siempre de gira o viajando. Además, recién había nacido una de mis hijas, entonces busqué con el dibujo de encontrar una forma de seguir trabajando. Conseguí trabajo profesional como diseñador y dibujante. Y lo pude complementar con la música.
¿Cómo fue tu experiencia en ese momento con tu primer disco solista?
Yo grabé “Pintada”, un disco solista dónde incorporé nuevas cosas que tenía desde mi infancia pero que tal vez no lo dejaba salir. Como folclore, por ejemplo. Yo soy un cancionista, entonces desde la canción incorporo elementos y sonoridades que tienen que ver con ese mundo también. Hay temas de chacarera, música latina, sonoridades flamencas. Esas cosas me gusta hacerlas.
¿Qué es la música para vos?
La música es dinamismo. Se va auto creando, incluso nuestro folclore tiene elementos que provienen de la música española. Tiene sus géneros y estilos, pero es un hecho vivo que está en continua recreación. Y lo mejor, para mí, es ir integrando todo eso dentro del mundo que quiere desarrollar. Hay que moverse con total libertad dentro de la música. La creación es un juego.
¿Es Rock Argentino o Rock Nacional?
Yo digo argentino. El rock es una expresión que tiene anclajes mundiales y nosotros tenemos nuestra versión argentina, en muchos casos con empatía en ese movimiento internacional con cierta caracterología, personalidad, etc. Es un rock hecho en Argentina y muy original de nosotros.
¿Cómo ves la escena actual del Rock Argentino? ¿Escuchás o te gusta alguien en particular?
Se me hace difícil reconocer quiénes hacen los temas, tengo sonoridades en mi cabeza. Las hermanas Bertoldi me gustan, Marilina y Lula. Hacen cosas muy interesantes. El grupo Los Espíritus también, Los Heladeros del Tiempo, Lucas Martí, Los Tipitos, Pez, Divididos y muchos otros que no recuerdo sus nombres. Y en la sala de ensayo dónde trabajo hay muchos grupos nuevos que son muy interesantes. He notado que hay muchas mujeres haciendo cosas muy buenas e interesantes.
Hay toda una movida, además, en la región central del país, irradiado desde Córdoba que es muy piola. Son mixturas, fusiones. Hay un grupo que se llama Mixtura trío y tocan muy bien. En el interior hay una movida muy importante
Hace un tiempo hiciste el programa “Como hice” en TV que fue muy interesante para la música popular…
Lo hice con mucho amor. Creo que si puedo y me dan el espacio voy a volverlo a hacer luego de mi nuevo disco. Cada programa conocíamos cómo se hizo una canción en particular que forma parte de nuestra historia musical.
Eran programas de colección…
Tenemos 39 capítulos hechos que se pasaron por el canal Encuentro. Mi idea original era formar una biblioteca con cada programa para que se difunda en las escuelas y muchas generaciones conozcan de dónde provienen nuestras canciones. Y para destacar el lugar de los autores y compositores, ya que la gente a veces no sabe quiénes son los que las han creado.
¿Qué sueños cumpliste gracias a la música y qué queda pendiente?
Pendiente es sacar mi nuevo disco y que la gente conozca que soy un compositor y autor, no sólo un instrumentista de un grupo. Quiero mostrar lo que he desarrollado de muy chico y he madurado durante todos estos años.
Los sueños cuando éramos chicos con Luis (Spinetta) eran tocar en un teatro. Antes era normal tocar en clubes, festivales. Pero no se usaba tocar en un teatro y fue un sueño cumplido. Al igual que grabar discos, que son considerados de los más relevantes en la historia de la música argentina. Es muy reconfortante.
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