11 de julio de 2022
Músico, cantante y compositor. Referente de la música en Argentina en las últimas décadas. Fundador de Los Caballeros de la Quema y con una larga trayectoria como solista. Llega el 15 de julio al Teatro Metro de La Plata para presentar su último trabajo “El arte de comer sin ser comido”. Entra en La Cueva: Iván Noble.
Volvés a La Plata para tocar en el Teatro Metro. ¿Hace mucho no venís a la ciudad?
Suelo ir seguido a La Plata, trato de ir una vez por año a la ciudad, pero estos años que han pasado fueron bravos y no fui seguido. Sí, hace tiempo que no voy con el formato de banda completa y me pone contento porque estamos presentando el disco nuevo con todos los músicos. No deja de ser una ocasión especial.
El nuevo disco se llama “El arte de comer sin ser comido”… ¿el título tiene que ver con una especie de supervivencia después de todo lo que pasamos en pandemia?
Tiene mucho que ver con eso. Es un disco compuesto y grabado casi enteramente en pandemia, y te diré que compuesto en la peor época de la pandemia, en la primera. Creo que es un disco cruzado por ese espíritu. Por las sensaciones personales, por mi humor personal de ese momento que de alguna manera, tal vez, haya sido el de muchos.
¿Es un arte sobrevivir hoy en día? ¿Cómo la viviste vos?
Sí. Más en esa época que fue una pesadilla. Creo que cuando pasen los años y escuche este disco me voy a acordar perfectamente de las sensaciones y la desazón que teníamos todos. Los miedos, la incertidumbre.
Es un disco con buenas melodías, buenas letras…es fácil decirlo pero no fácil hacerlo…
A mi me cuesta mucho hacer canciones, eso me pasa cada vez más. No soy un tipo muy prolífico. Para lo único que me sirvió la época de cuarentena fue para tener más disciplina. No había mucho para hacer y escribí más. Estuve más en contacto con la birome, con el piano y con la guitarra. Sé que no hubiera hecho este tipo de disco en el caso de que no hubiera ocurrido la pandemia. Y las melodías trato de cuidarlas cada vez más, yo vengo del rock, durante muchos años el rock fue mi único alimento, pero después, los años pasaron, me puse más grande y me empecé a curiosear otra música.
¿Una música más tranquila?
Empecé a escuchar música más tranquila, discos más tranquilos, con música un poco menos tempestuosa, tal vez musicalmente es más fácil apostar por otras cosas y no tanto por la contundencia sonora digamos. A mi me gustó eso. Por supuesto que me sigue gustando el rock, sigo escuchando a los Rolling Stones y a ACDC, pero a la hora de componer me siento más cómodo haciendo canciones que al menos tengan esa búsqueda, después se verá si uno llega a buen puerto o no.
¿Es una evolución como artista?
Lo siento como una búsqueda, evolución es una palabra que puede ser muy arrogante. Yo no sé si he evolucionado. Yo lo llamo curiosidad, he ido a tocar otras puertas, a visitar otros barrios musicales. No soy yo el que tiene que decir si eso fue una maduración o una evolución. Es probable que internamente yo piense que sí, pero después hay gente que sigue eligiendo los primeros discos que grabé y eso es válido también. Después hay que ver dónde encuentra cada uno el placer musical.
¿Recordás tu primer contacto con la música? ¿En tu casa se escuchaba mucha música?
Mis viejos escuchan música, no sé si mucha. No había muchos discos pero sí había lindos discos. Había de tango, de folclore, discos de lo que se llamaba en ese momento la música progresiva nacional, había de Arcoiris, de León Gieco, Sui Generis. Ese fue mi primer contacto con la música. Después en la adolescencia, a los 14 o 15 años empecé a comprar discos y a grabar casettes. Ahí fue todo una ensalada porque pasé de siempre el rock nacional, pero capaz escuchaba Serú Girán y después Iron Maiden. Por supuesto tuve mi época metalera. Y después en la época dónde intenté empezar a cantar se me abrieron otras ventanas, y descubrí a Bob Dylan, Lou Reed, Tom Waitts. Pero siempre hubieron discos que aún sigo escuchando y son clásicos como The Beatles, Led Zeppelin, The Police, Charly García, Luis Alberto Spinetta, Sumo, todo eso es mi educación sentimental. Es un entrenamiento musical.
¿Cuál fue el primer disco que compraste con tu plata?
Creo que de los primeros discos que compré con mi plata fue uno que todavía conservo, fue uno de Rod Stewart que se llamaba “Los rubios se divierten más”, el disco que tenía el hit “¿Crees que soy sexy? Guardo la tapa de ese disco todavía. Es más, yo fui telonero de Rod Stewart dos veces, y la segunda vez lo llevé para que me lo firmé pero era medio agreta él (risas).
Igualmente fue uno de tus sueños cumplidos imagino telonear a semejante artista…
Sí, fue particularmente simbólico para mi. Tuve la suerte con el paso de los años de compartir con grandes artistas. Con Los Caballeros de la Quema talonee a Aerosmith, como solista a Bryan Adamas, otro músico que me gusta mucho. Son experiencias lindas.
¿Siempre fue la música tu pasión en tu vida?
Te diría que en realidad la música no es mi pasión mayúscula. La música es mi oficio y la trato de hacer cada vez mejor, pero no es algo en lo que se me va la vida. Es mi laburo, después como pasión no sé si soy un tipo de muchas pasiones, pero me gusta mucho la literatura, es probable que si me apurás y me decís cómo me imagino dentro de diez años, me veo intentado escribir. Algún intento he hecho, algo he publicado y ahora estoy volviendo a escribir cosas que no son canciones. Tal vez en algún momento se convierta en mi oficio definitivo. Disfruto la música pero no me levanto a la mañana y estoy pensando en canciones, y si no escribo canciones me angustio, no me pasa nada de eso.
Sos como un sapo de otro pozo en la música no pensás en ser un artista que muera arriba del escenario…
El escenario es como mi oficina. Es el lugar más lindo de mi oficio, es más lindo que el estudio de grabación, más lindo que la sala de ensayo, pero no es el lugar más lindo donde estoy en la vida, prefiero estar en casa en el sillón tirado, no necesito el escenario. Hay gente que son animales de escenario, y yo claramente no.
¿Cómo sentiste la vuelta a los escenarios luego de la pandemia? En el streaming era como estar solo en tu oficina…
Lo del streaming lo voy a agradecer siempre porque en una época apocalíptica muchísima gente fue muy generosa y se sumó a esas experiencias nuevas para todos. Igualmente no fue satisfactorio, era una cuestión más de supervivencia, no había mucha satisfacción artística. Tenía que ver más con el encuentro y estar cerca a la distancia. Se generó una comunión con la gente pero de ninguna manera se puede comparar con un show en vivo presencial. Por eso es tan lindo poder volver a cantar, y la gente lo está disfrutando tanto, había una necesidad de volver al cuerpo a cuerpo.
¿Se nota mucho en la gente la euforia y las ganas de salir a diferencia de los shows antes de la pandemia?
Sí, no es para menos. Hay una cuestión casi de exorcismo.
¿Cómo ves la música actual de Argentina? Vos te acercaste a otros géneros… ¿te gusta lo que está sonando hoy?
No me considero un tipo con mucha autoridad para hablar porque no escucho muchas cosas nuevas. Generalmente lo nuevo que puedo escuchar me lo muestra mi hijo que es adolescente. Me parece que como en cualquier época hay cosas que son más interesantes que otras, incluso dentro de cada género pasa eso. Yo las primeras veces que escuché trap, no había forma que entienda el concepto ni la intención, tenía como un cierto rechazo en lo auditivo, supongo que tenía que ver con el uso del autotune, y de las frecuencias muy bajas que usan. Había algo que medio me repelía. Y con el tiempo empecé a desmalezar, y como en cualquier género hay cosas que me gustan y me parecen muy interesantes.
Hoy esta música es la que escuchan muchos chicos, es algo generacional…
Esta música ha vinculado con el pulso urbano de ésta década. Eso hay que reconocerlo. Son los artistas que interpelan a los pibes.
¿Y creés que estos artistas pueden perdurar en el tiempo?
No sé que va a pasar con el tiempo. Probablemente los nuevos géneros tienen otro tipo de duración. La producción de su música y la difusión es muy distinta a la que teníamos nosotros con el rock. Tal vez dentro de diez años queden todos ellos o algunos, que al fin y al cabo es lo que pasa siempre con todos los músicos. De todas maneras ya veo a algunos con curiosidades, tratando de incorporar otras cosas, y eso es algo interesante. Son pibes muy curiosos y sobre todo son apasionados, desde su lugar y con sus intenciones.
Y está bien que a la gente más grande de otra generación no le guste porque pasó también con el rock en los años 50…
Claro, sobre todo cuando hay un quiebre sonoro. Ellos tienen otras herramientas y otro concepto del sonido. Hay otros recursos pero eso pasó siempre. La primera vez que Bob Dylan tocó con guitarra eléctrica desde el público le gritaron “Judas”. En términos artísticos no sirve de nada detenerse demasiado en discusiones estéticas porque termina siendo siempre una cuestión de gustos. Por supuesto hay cosas que emocionan más que otras, y para un tipo de 54 años como yo va a ser más difícil que lo que haga alguien de veinte años me emocione como me emociona aún hoy Charly García, pero porque Charly es parte de la banda sonora de mi vida.
Hablando de la banda sonora de nuestras vidas…hace poco recordaste la vuelta de Los Caballeros de la Quema en tus redes. ¿Dejás la puerta abierta para un nuevo regreso?
Hemos hecho varias cosas con Caballeros desde ese show. Y cada vez que tocamos fue muy hermoso, nos conmovieron. La última en el oeste, nuestra patria, fue tremenda. Creo que de vez en cuando haremos algo, no vamos a volver a ser una banda permanente, pero vamos a hacer cosas eventualmente cuando lo necesitemos hacer.
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