Por Axel Velázquez

¿Qué hace grande a un artista? La respuesta es muy sencilla: la honestidad de sus motivos por crear. Porque definitivamente el artista crea casi por supervivencia, es así que los motivos del artista siempre serán sinceros, siempre serán los más honestos. Incluso, para el verdadero artista el destino de su obra no tiene relevancia en un primer momento, lo único que importa es terminar la canción, el libro, la película, la escultura, el cuadro o hasta la más mínima creación que sea capaz de inmortalizarlo. El verdadero artista sabe que va a morir, que es finito. A algunos esa idea los carcome y corriendo se disponen a comerse el mundo a través de la creación, y aunque no todos lo logran, el verdadero artista es feliz consigo mismo ya sea porque les da valía propia a sus creaciones o porque su alma lo traduce en placer y felicidad.

Duele decir que hoy hubiera cumplido 77 años pero Jimi Hendrix era feliz. Todo lo que hizo en vida fue producto de sus energías impulsadas por crear y la creación era su felicidad. Quién sabe si Hendrix fue consciente del absoluto protagonismo que jugó en apenas cuatro años de carrera. Eclipsó a todos y ensombreció a muchos, daba igual que fuera The Beatles, The Who o Bob Dylan, Jimi Hendrix dio la talla y se interpuso ante todos y dictó las nuevas reglas que aún siguen vigentes en todos los guitarristas de todo el mundo. Todo esto lo logró únicamente con el único afán de obtener placer. Él vivía para la guitarra, para la música y para ser feliz. Seguro que se percataba de las reacciones de quienes lo rodeaban cuando tocaba con sus manos la guitarra, instrumento que años antes a través de George Harrison, Eric Clapton o Keith Richards se posicionó como el imprescindible en todo conjunto musical. Sin embargo, Hendrix supo darse cuenta de sus grandes habilidades en el instrumento de seis cuerdas y se aferró fuertemente a él.

Se dice tantas veces que el artista dice lo que las palabras no pueden. Completamente seguro de sí mismo, Jimi Hendrix tomó la guitarra como voz personal. La tocó con los dientes, de espaldas, en los hombros, con la lengua, le prendió fuego... todo esto por ambiguo que parezca a día de hoy, en su momento reflejaba una furia incontenible de una generación sin voz ni oportunidades, que vivió los años 60’s producto de los interminables conflictos que se vivieron por entonces. Desde los movimientos por los derechos civiles liderados por Martin Luther King hasta el absurdo de la guerra de Vietnam, la música y obra de Hendrix es un auténtico testimonio de lo que la generación del baby boom de la pos segunda guerra mundial vivió de manera violenta. Además, Jimi era negro y eso tiene mucha valía en términos de derechos humanos. Hendrix representa muchas cosas más allá de la música.

 

De manera paralela pasamos a su innovación musical. La importancia de Hendrix como artista no está separada de su legado musical y la gran revolución que significó principalmente en la escena del rock mundial. Absolutamente nadie esperaba que apareciera un Jimi Hendrix. En 1966, año en que debuta Hendrix en Londres en la ya famosa anécdota donde humilló en el escenario al mismísimo Eric Clapton, el rock se encontraba en una etapa preciosa y llena de creatividad donde las innovaciones estaban a la orden del día en prácticamente todas las bandas importantes de la época. Ese año se publicaron una cantidad impresionante de discos importantes de la historia de la música moderna, se destacan sobre todos los demás el “Pet Sounds” de The Beach Boys, “Freak out” de Frank Zappa, “Revolver” de The Beatles y “Aftermath” de The Rolling Stones.

Todos esos discos apostaron por dos cosas: la innovación tecnológica en los estudios de grabación producto de la infinidad de exploraciones y experimentos que los músicos realizaron en sus canciones, por ejemplo, el solo de guitarra al revés en la canción “I’m only sleeping” de The Beatles o los efectos de sonido que imitan al agua en “Yellow submarine” que fueron realizados con simples botellas de vidrio y una cubeta; y la incursión de instrumentación poco común en el rock y en el pop. En éste último apartado destacan Brian Wilson, Brian Jones y George Harrison. Pero todas estas innovaciones y experimentos tienen un común denominador: carecen de virtuosismo. Si bien el disco “Revolver” y el genio de Brian Wilson en “Pet Sounds” ayudaron mucho a anticipar el rock progresivo, rock sinfónico y el inicio del pop barroco, en esos momentos el virtuosismo todavía no era algo importante. Los rockeros apostaban únicamente por agregar texturas sonoras a sus composiciones más no a mejorar su técnica instrumental y ampliar las posibilidades del instrumento.

 

En este contexto los únicos rockeros verdaderamente virtuosos eran John Entwistle, bajista de The Who, y Jimi Hendrix. Si bien, el virtuosismo está presente en mucha música ajena al rock por ejemplo el flamenco, el jazz o la música clásica, es un recurso poco presente en el rock de las grandes masas ya que, debido a su carácter comercial, debe de ser simple y sencillo para el oído del público para que pueda digerirlo y siga consumiendo. Si fuera algo ostentoso técnicamente y complejo, no tendría el mismo impacto comercial que, por ejemplo, una canción de Elvis Presley. En contraste con lo anterior, Jimi Hendrix era un virtuoso, pero no solo en la técnica, sino en los recursos empleados.

Ahora viene la pregunta: ¿por qué Jimi Hendrix es considerado el mejor guitarrista de la historia del rock?, ¿por qué es el mejor y el más grande si existen muchos otros más virtuosos y rápidos que él? No todo fue por su virtuosismo en el instrumento. Veamos.

Al principio no la tuvo fácil. Producto de la constante segregación racial en los Estados Unidos, Jimi Hendrix no encontraba lugares para tocar libremente todas las ideas que estaba desarrollando, tampoco había algún sello discográfico que lo fichara, además, la situación económica no lo ayudaba en nada. Tuvo que viajar a Londres primero, darle una lección a todos los músicos ingleses que habían “robado” el blues estadounidense y luego reivindicarse como el guitarrista más influyente de todos. Él como gran conocedor de su propia música, de su blues, de su país y de todo lo que significa ser negro y vivir en Estados Unidos bajo la más salvaje opresión, tenía todas las herramientas suficientes como para que a través de su talento y su innata musicalidad nos brindara una manera de hacer música nunca antes conocida.

Jimi Hendrix publica su primer disco “Are you experienced?” en 1967, y aunque este año es absolutamente legendario en la historia del rock moderno debido a la gran cantidad de discos importantes publicados en ese año, Hendrix destacó sobre todos ellos. El disco refleja todos los trucos, experimentos sonoros y artimañas que el guitarrista había estado realizando desde hace años. Además, empleará recursos musicales casi nunca antes vistos en el rock convencional.

Lo más importante fue el uso del pedal wah wah, sonoridad que diversos guitarristas posteriores a él utlizaron; la técnica de guitarra llamada bending la cual implementó con mucha maestría en canciones como “Purple Haze”, “Voodo Child” o “Little Wing”; el uso de intervalos inusuales para el rock como la incursión de la novena aumentada y la sexta en los acordes, propios del jazz lo cual demuestra las fuentes musicales de donde bebió. Además, cuando la mayoría de los guitarristas de rock de la época se limitaban a usar la escala pentatónica menor en los solos, Jimi Hendrix utilizaba las escalas pentatónicas mayores y menores, escalas cromáticas y la escala menor armónica, recursos que lo desmarcaban de todos sus contemporáneos. También empleaba intervalos y acordes disonantes o incorrectos académicamente en sus composiciones, pero Hendrix siempre se salió con la suya y supo otorgarle a la música una vitalidad que nadie conocía. El virtuosismo en el rock había llegado.

 

Lleno de furia, Jimi destrozó su guitarra y le prendió fuego en el festival de pop de Monterey de 1967 (¡qué año!) convirtiéndose en un momento inolvidable en la historia del rock y unos meses después sacó su segundo disco “Electric Ladyland” con el que definitivamente se consolida como un genio. Ya en 1968 publicó su tercer y último disco de estudio oficial llamado “Axis: bold as love” con grandes demostraciones de virtuosismo guitarrístico como “Little wing”, “Spanish castle magic” y curiosas incursiones jazzísticas como “Up from the skies” donde magistralmente emplea el pedal wah wah en una época en que los jazzistas empezaban a explorar la fusión del jazz con el rock. Jimi Hendrix ayudó mucho a estas sonoridades.

A partir de entonces y más adelante con grupos como Black Sabbath y sobre todo Led Zeppelin, el rock se vuelve más duro, más pesado, más metálico y sin sacrificar calidad. Surgen los términos heavy metal y hard rock, y aunque no todos los rockeros se sentían a gusto bajo esa etiqueta hay que reconocer que el género se incuba con Hendrix. Los géneros subsecuentes a Hendrix como el rock progresivo y toda la experimentación de grupos como como Yes, Emerson, Lake and Palmer, Genesis, King Crimson o más modernos como Dream Theater o Liquid Tension Experiment son producto directo de las sonoridades impuestas por Jimi Hendrix.

Nadie sabe a ciencias ciertas si Hendrix alguna vez llegó a planear revolucionar al rock como lo hizo. Como si se tratase de un ente que vino directamente del paraíso para conquistarnos con su maravilloso arte, Jimi Hendrix vivió únicamente para ser guitarrista para decirle algo al mundo en que vivió. Pidió a gritos cerrar el festival de Woodstock, quizá para brindarnos esa épica ejecución del himno nacional de los Estados Unidos en la guitarra llena de distorsión, efectos de sonidos imitando los bombardeos de Vietnam. En vista de la moda de los excesos de la década de 1960, Hendrix murió a los 27 años en 1970 ahogado en su propio vómito producto de una sobredosis y nunca vio la guerra terminada. Nunca conoció a su generación vivir en paz. Increíblemente en tan solo cuatro años hizo todo. Su legado es tan grande como rápido fue el tiempo en que vivió. No solo fue un gran guitarrista, fue más que eso.

Cincuenta años después, su música y sus motivos siguen siendo válidos y constituyen parte de la biblia del rock para seguir inspirando a quienes buscan a través del arte brindar experiencias y sensaciones únicas. Hay tanto que aprender todavía de Jimi Hendrix.

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