Por Damián Zárate

28 de agosto de 2020

Actor de teatro, cine y TV.  Desde chico sintió que el arte lo iba a acompañar. Lo descubrió luego de dejar la facultad de Ingeniería e ingresar al Conservatorio.  Presidente de SAGAI (Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes). Entra en La Cueva: Jorge Marrale…

¿Cómo es la experiencia con “Amor de Cuarentena”?

Es una hermosa experiencia, se formó un grupo con buena gente y muy talentosa. Con textos de Santiago Loza y una dirección muy positiva de Guillermo Cacace. Realmente es una experiencia movilizadora.

Es algo que además en éstos tiempos de confinamiento hacen que la gente se identifique…

Es así. Normalmente uno tiene que pasar los textos por la realidad, por lo que te motiva, por lo que te genera verdad. Y sinceramente, los catorce whatsapp los pudimos decir con mucha verdad todos, porque son textos que te atraviesan. Son tan valederos, tienen poesía, además. Tienen algo en la construcción de las historias, del lenguaje, tan sutil, tan rico. Fue un placer hacerlo. Lo hice con mucho compromiso.

 

Además al ser audios de whatsapp los ruidos del entorno también generan un clima…

La verdad que sí. Encontré un espacio en mi casa para hacer los audios. Yo vivo en un primer piso con ventanas que dan a la calle, entonces tuve que grabar en un cuarto de limpieza y de noche, para estar más tranquilo. Era el lugar con la mejor acústica para los audios.

¿Tiene mucha llegada a la gente también no?

Tiene mucha llegada claro. La gente los espera, porque hay espacios reveladores de los vínculos. Es algo misterioso, es una herramienta que despierta algo en la gente, algo muy propio, muy interno, matizado de cosas hermosas y dolorosas. Sirve un poco para corrernos de la realidad pandémica y meterse en una realidad afectiva.

Se genera un ida y vuelta en las historias…

Hay un ida y vuelta claro. Incluso yo no me pude aislar de mi historia. Fui verdadero con lo que me pasaba. Todos estamos atravesados por estas experiencias.

¿Cuándo te llegó la propuesta como reaccionaste?

Primero con sorpresa. Tenía que entender cómo iba a ser el mecanismo porque no me llegaron los catorce textos juntos. Iban llegando de a poco. Me parecían hermosos los textos pero tuve que descubrir todo porque uno relata, pero no obtiene respuesta. Entonces uno puede contar y decir, pero ves el tilde del otro lado sin respuesta. Con lo cual, en el próximo audio estás cargado con la situación de pensar por qué no contesta. Fui descubriéndolo de a poco, eso nos pasó a todos. Tuve que hilvanar todos los textos y no empecé por el primero. Yo busqué una puerta que se abría a mi viaje personal. Lo encontré  y en cuatro días los grabé todos.

¿Qué tenía este año que no pudiste desarrollar por la pandemia?

Muchas cosas, en términos laborales tenía el Festival de Bogotá con la obra “El Vestidor”. Teníamos siete funciones para hacer en Colombia. Otra cosa que empezaba era un ciclo de ocho capítulos producidos por Polka y Turner, sobre el caso de María Marta Belsunce y Carrascosa. Era algo que me interesaba mucho, es un material muy rico, interesante, actual y un caso que aún no está cerrado. Es un proyecto fantástico que ojalá lo podamos hacer.

 

¿Cómo vivís particularmente la pandemia?

Es un fenómeno que es una advertencia de lo que estamos haciendo. Nos hace ver que somos frágiles y vulnerables. Espero que saquemos buenas conclusiones de todo esto, al menos para pensarnos de una manera distinta como especie. Ya no mirar países ni civilizaciones. Que seamos más cuidadosos y más respetuosos ante el otro. Es un buen momento dónde todos estamos tan preocupados por lo que pasa, por el hambre, el trabajo, por la gente que está muriendo, que antes, en la cotidianeidad se nos pasaba. Si tuviéramos conciencia de lo que estamos viviendo, de lo doloroso de éste momento. De los médicos, enfermeros, enfermeras, el sistema de salud tratando de hacer tanto por todos. Es un ejemplo a tener en cuenta, todo ese sacrificio. Gente que deja la vida, que se arriesga por otros. Estoy pensando mucho en eso últimamente.

¿También la pandemia nos unió un poco a todos no? Nos sirvió para poner una pausa al momento alocado que habitualmente vivimos…

Sí, a una cultura en verdad. A una especie de construcción de destino. Todo esto nos tiene que enseñar algo. Le puede tocar a cualquiera. Hay que tratar de ver como sociedad como podemos encontrar una forma de cuidarnos para bajar los niveles de pobreza, para vivir en mejores condiciones. Tendríamos que empezar a pensar en vez de pelearnos tanto. Mirar cómo nos comprometemos. De esto no se puede salir individualmente. La desigualdad es dura.

¿Qué cosas positivas te va dejando esta cuarentena?

Vivir más tiempo cerca de mis hijos, los más chicos sobre todo. Estar más conectado con sus cuestiones, convivir con ellos. Para mi fue volver a una experiencia muy interesante, muy revelador de muchas cosas. Familiarmente es muy rico. Estoy leyendo artículos de filósofos, cosas un poco más complejas, que nos permiten entender un poco más está situación que vivimos. Trato de ver cómo me inserto en este mundo y en estos tiempos, tan tecnológicos, tan distintos. Voy procesando todo eso.

¿Están trabajando mucho con SAGAI también no?

Mucho, desde casa pero muchísimo. Porque hay compañeros y compañeras que no la están pasando bien. Podemos asistir con un poco de comida, medicamentos, pero sobre todo estar cerca. Hablar con los mayores. Y se fueron sumando otros que no son de la dirigencia de SAGAI, son actrices y actores que nos ayudan. Hablamos, consultamos que es lo que necesitan. Se armó una cadena que es un logro de la Fundación. Demostrar que podemos estar cerca del otro fuera del escenario, en la vida. Eso me alienta mucho dentro de todo lo malo que estamos viviendo.

Es complicado porque las producciones argentinas han bajado estos años…

La decadencia de lo audiovisual en Argentina ha bajado en los últimos años. Ya sea Cine o TV. Y nosotros vivimos de esas regalías. Nos preocupa mucho esto. Queremos trabajar más, conseguir una ley de fomento que le dé una estructura a la industria. Es una industria muy rentable además. Debemos levantarnos. Pensá que este año había una sola ficción en TV y se tuvo que levantar. Somos una sociedad muy activa en lo que tiene que ver con lo audiovisual, y terminar así no está bueno. Todos juntos tenemos que unirnos para salir, junto con el Estado que tiene la función esencial de alentar a las producciones.

 

Pensando en tus comienzos…¿tenés esa primera foto que te vincula al arte?

Sí. Tiene que ver con la escuela. En una representación en el primario, con 9 años, representé a Sancho Panza (risas). Y ahí me di cuenta que me gustaba estar sobre el escenario, ver a la gente. Tuve una sensación que nunca me la olvidé. Y la tomo como un elemento que me sirvió para descubrir que era algo podía hacer y me gustaba mucho. Más que foto tengo la película de lo que me pasó

¿Tuviste la incertidumbre del artista de pensar si podías vivir de la profesión? ¿Pensaste seguir otra carrera?

Yo ya había terminado el secundario en una escuela técnica. Entonces tenía que hacer o arquitectura o ingeniería. Intente en la UBA e ingresé en Ingeniería. Por suerte pude darme cuenta que finalmente no era lo mío. Que tenía que hacer otra cosa y que tenía que estar vinculado al arte. Podía estar relacionado a la música, la dirección de orquesta y la actuación.

El artista le terminó ganando al ingeniero…

Totalmente. Y por suerte. Pero me sirvió lo que hice como técnico. Hay algo en mi cabeza que tienen que ver con la construcción, la matemática, que todavía me siguen llegando de alguna forma. Además, la pasé bien. Conseguí trabajo cuando salí de la escuela y cuando empecé en la Escuela de Arte Dramático en el Conservatorio ya trabajaba. Siempre trabajé mientras estudiaba.

¿Tus viejos estaban relacionados con el arte en sus trabajos?

No, pero mi viejo terminó siendo un gran fanático mío en cuanto a actuación y me acompañó hasta sus últimos días. Él trabajó muchos años en SEGBA, era un gran electricista. Era un tipo muy capaz. De joven estudió bandoneón. Mi vieja murió muy joven.

¿Te pasó en algún momento que tu pasión por la actuación te desgastó o te cansó?

No, la verdad que no. Es un oficio que uno puede estar muy apasionado pero a veces no te llaman, y esa pasión la tenés que procesar. Es un oficio maravilloso, dónde el actor puede serlo a cualquier edad mientras tengas salud. A mi me encantó siempre, desde el Conservatorio hasta ahora. Actuar me cambió la vida. Entré en una zona mía que intuía pero desconocía. Por lo cual descubrí una expresión necesaria. Y la necesito, forma parte de mi ser, no me veo ni imagino de otra manera.

¿Tuviste algún momento bisagra o frontera que haya cambiado tu vida?

El momento bisagra en mi vida fue entrar al Conservatorio. Fue mi lugar dónde me abracé a mi pasión. Yo lo descubrí y fue vital. Sinceramente no sé qué hubiese sido sin la actuación. No sé dónde estaría hoy en día. Todo se canalizó a través de la actuación. Fue el cambio central de mi vida. Y el otro cambio fueron mis hijos, lo vital, lo familiar. La construcción está ahí, en lo que pude conseguir y deseé. Hijos amados y queridos. Son los logros de mi vida.

Entrevista Programa “La Frontera” AM1390 Radio Universidad Nacional de La Plata

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