Por Pedro Troglio

«En el fútbol yo he aprendido mucho más sobre la condición humana

y sobre la ética de los hombres que en casi ningún otro lugar»

(Albert  Camus)

No cabe duda de que el deporte rey, el fútbol, constituye una parte muy importante de la cultura mundial. Diversos estudios históricos lo señalan. En todo caso, ahí está el debate. ¿Es una forma de cultura? Un deporte que, en determinadas manifestaciones, paraliza la vida de una nación y que junta ante el televisor a millones de personas, ¿forma o no parte de la cultura? Podemos decir que es un arte que se refleja en la capacidad técnica de los jugadores, la belleza de lo que uno puede hacer con un objeto, en éste caso el balón.

En las pasiones y  emociones que expresa. Saberse responsable de los estados de ánimo de la gente, según se vayan dando los resultados, buenos o malos. En un estadio se ve transformado al arquitecto, al escribano, al abogado, al maestro, a cualquier persona que trabaja o no, pero todos unidos por la misma pasión. Sin dudas el futbol une y mucho.

Generalmente lo entendemos como algo que provoca expectación, es decir, como algo que genera espectáculo. No se trata de un aspecto trivial, porque encarna las más profundas emociones y sentimientos, y lo transforma en una fuerza en sí misma.

Como todo arte a veces se mezcla con otros sectores culturales. O es usado por despertar ésa misma exaltación como instrumento para llegar a la gente. Por ejemplo la política. Más allá que la política de un club no es la misma que la de un país. La diferencia en el futbol es que los empleados son más importantes que el dueño o el jefe. Los jugadores o DT toman más relevancia en la gente que los dirigentes. Esto no pasa en la política nacional o en las empresas privadas. Pero sí fue utilizado como medio de propaganda política a lo largo de la historia.

En Argentina se vive diferente que en cualquier otro país porque el argentino es distinto. La sociedad vive una intensidad que no tiene otro país del mundo. Por ejemplo en Europa, hablando de resultados, perder un partido no es la muerte de nadie. Y en Argentina nos han enseñado a que todo es la muerte de todo. Que en la vida cada fracaso está visto mal y no como medio para aprender y crecer.

Muchas veces la victoria en un campo de juego puede trasladarse como “revancha” a viejos conflictos bélicos. Ha pasado cuando una selección sudamericana le gana a una europea y también en Argentina cada vez que se enfrenta a Inglaterra. Claramente en el mundial de México en 1986, dejar eliminado a Inglaterra con la Guerra de Malvinas tan cerca en el tiempo refleja un sentimiento nacionalista. Uno se siente “dentro” de ésa guerra e intenta defender a su país.

Éste arte del futbol está íntimamente relacionado al desarrollo de las sociedades. En Europa se vive con una intensidad diferente propia de la cultura exterior que lo refleja. Se disfruta, se le da importancia pero después la gente sigue viviendo su vida con normalidad.

En otras partes del mundo, como Japón por ejemplo, es un espectáculo. No hay vida o muerte. Es como ir al teatro a disfrutar una obra. Si tu equipo gana está bien, pero si pierde, fuiste a disfrutar igual. 

En resumen el fútbol forma parte de la vida como manifestación social cultural. Pueblos y ciudades se han desarrollado en torno a un club o un estadio. La situación económica de municipios ha cambiado según los éxitos o no de un equipo. Para responder la pregunta con la que se inició el texto podemos decir que sí, el futbol es cultura porque reúne un conjunto de creencias, modelos de conducta social y saberes. Por eso no sólo es arte y espectáculo, sino que tiene valores sociales y culturales vinculados