Por Axel Velázquez
Desde sus orígenes, la música se encuentra rodeada de anécdotas, de mitos, de leyendas y de todo tipo de curiosidades. En unos géneros hay más que en otros, pero para fortuna de todos los amantes del jazz, en este género se encuentran también algunas de estas anécdotas. Una de ellas está relacionada a uno de los músicos más conocidos de toda la historia del jazz y de la música popular del siglo XX. Nos referimos al cantante y trompetista Louis Armstrong.
Nacido un 4 de agosto de 1901 en Nueva Orleans, Louis Armstrong se coronará como la figura clave en la evolución del nuevo estilo musical, el que marcará el camino de lo que será el lenguaje de la música jazz y convertirlo en una nueva forma de expresión artística universal que se irá desarrollando a lo largo del siglo XX.
Existen muchos elementos musicales que definen al jazz como un género musical propio, pero si hay un rasgo característico, decisivo y determinante que distinga al jazz de otros estilos de música, esa es la improvisación. Según varios historiadores y musicólogos, el arte de la improvisación ya lo usaban algunos de los más grandes nombres de la música clásica como Mozart, Handel, Beethoven o Bach; sin embargo, con el jazz es distinto ya que aparece en el momento histórico en el que la tecnología nos permite apreciar esas improvisaciones, es decir, quedan registradas en una grabación sonora.
Hay una grabación realizada por Louis Armstrong en 1926 llamada “Heebie Jeebies”, que accidentalmente ayudó a popularizar la técnica de canto llamada “scat”, que tanto utilizarían los cantantes de jazz a partir de entonces. Lejos de ser una herramienta en la que el cantante intencionalmente incursionara, Armstrong la populariza de una manera poco convencional que lo elevó a la categoría de “mito musical”.
Cuenta la leyenda que durante la grabación de la canción a Louis Armstrong se le cayó la partitura al suelo donde se encontraba la letra de la canción que cantaba en ese momento. Acto seguido, el técnico de grabación le dio indicaciones para que siguiera, puesto que las horas de estudio en aquel entonces salían muy caras como para desechar la grabación y volver a empezar. Así que Louis Armstrong se vio obligado a improvisar sobre la marcha unas melodías con la voz, similares a un instrumento de viento, dando origen a la técnica vocal llamada “scat”.
El “scat” se puede definir simplemente como improvisación vocal con sílabas en lugar de palabras con un fraseo rítmico muy parecido al empleado en los instrumentos de viento en el jazz como el saxofón o la trompeta. Esta técnica vocal les permitió a los vocalistas de jazz cantar melodías y ritmos improvisados para crear el equivalente de un solo instrumental. Hoy por hoy todos los cantantes de jazz usan esta técnica para brindar a la voz humana un carácter distinto al de solamente cantar la letra de las canciones, pero en ese momento resultaba totalmente novedoso que la voz fuera empleada de forma totalmente diferente.
Al día de hoy no hay evidencia de quién fue el primer músico en cantar “scat”. Se citan varios nombres, entre ellos están Tony Jackson Al Johnson o Gene Green, sin embargo, fue Louis Armstrong quien la popularizó en esta canción que sirvió de modelo para muchos futuros cantantes de jazz tales como Cab Calloway, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan o Nat King Cole y un largo etcétera. Esta novedosa técnica influyó en el éxito de ventas que tuvo la canción, además aumentó la popularidad de Louis Armstrong que ya en ese momento se fijaba como máximo referente del jazz en la década de 1920.