Músico habitué de lugares históricos de Buenos Aires como: el Café Tortoni, Café Homero Manzi, La Botica del Ángel de Bergara Leumann. También en el bar notable conocido como Bar la Comparsita, en la casa de Aníbal Troilo, en la famosa confitería La Recova, la casa Museo de Carlos Gardel, en Taconeando y en La Barrica varios discos grabados con orquestas amigas giras por el exterior.

Un artista que sigue con su bandoneón dándole claridad a las melodías complejas y acompañando el paisaje de tango de Buenos Aires, un artista de la vieja guardia que sigue enseñando su talento al mundo. Mientras tanto la garua se acentúa con sus púas como decía el polaco al cual Alfredo acompaña casi todos los días.

Él comparte con genios, invenciones magnificas hechas melodía, es el eterno viajero de un tiempo que aún está. Su bandoneón un portal que devuelve a todos el brillo, es como que Gardel se muestra cuando lo interpreta bajo la sombra de una antigua parra dejando sonar su fueye, en ese fetiche de un afiche de papel…también aparece en un rincón lleno de nostalgia volviendo a la vida a todos sus ídolos del alma.