Por Miguel Ale
Desde la última semana de octubre hasta la última de diciembre; más o menos dos meses, en 20 canales de televisión pública de España se han proyectado unas 3.600 películas sobre el tema de navidad con Papá Noel como figura central.
Según un consultor y publicista de Barcelona, presentador también, muy polémico él, de quien no voy a dar el nombre porque es muy conocido en España y no quiero quilombos (solo diré que usa gafas de sol aún en medio del apogeo de los monzones del Indostán) un tercio de esas películas son malas, otro tercio son regulares y el tercio restante (descontando 2 o 3) son malísimas.
Estuvimos tomando un café cerca del Corte Inglés y me dijo esto y mucho más. Se busca todo esto temático porque cuando se descubre que vende, no hay que preguntar por qué; solo vender. Las historias son calcadas. Hay enamorados, ángeles, milagros, enredos y peleas light. Y por último el infaltable ¡Ho, ho, ho! con renos, trineos voladores, una bolsa que por más cosas que saque siempre sigue llena, siempre de rojo, siempre gordo aunque nunca nadie lo haya visto comer nada y se arreglan todos los entredichos.
No importa si la película es un asco. Porque como está todo estudiado, las movies de más calidad y series novedosas, hay que pagarlas, como si a estas porquerías, indirectamente, no se las pagara también. Y también hacen creer a cierta napa de engreídos, que consumir HBO o NETFLIX eleva el estatus por sobre los que lloran en sus humildes aposentos viendo como el gordo Noel multiplica sortilegios.
Como siempre; yo estoy con los que lloran.
Un abrazo amigo/as!