Por Marcelo Ivs
Corea del Sur desde principios del milenio nos está entregando películas de primer nivel. Desde la clásica "Old Boy" de Chan-Wook Park, hasta la polémica "Piedad" de Kim Ki Duk. Esta vez estaremos revisando "Parasite", película que resultó ser la ganadora de la prestigiosa Palma de Oro en la reciente premiación en Cannes. Recordemos que el año pasado la ganadora de aquel galardón fue la cinta japonesa "Shoplifters" (2018) de Hirokazu Koreeda, demostrando que en Asia el legado de los grandes maestros hacia las nuevas generaciones sigue dando frutos.
Bong Joon-ho es un director sur-coreano nacido el 14 de Septiembre de 1969 en Daegu. Su filmografía comenzó a llamar la atención el año 2006 luego de filmar esa mítica película de horror y fantasía llamada "The Host", donde un padre debía pasar por mil aventuras para poder rescatar a su pequeña hija secuestrada por un enorme monstruo marino. Para conocer más la mano del director en Netflix podrás encontrar "Okja" (2017), uno de sus últimos trabajos.
"Parasite" nos narra la vida de Kim ki-taek, un desempleado hombre de mediana edad y su particular lucha por salir de la pobreza en la que se encuentra. Él, junto a su excéntrica familia (todos cesantes) comenzarán a planear lo que sería la estafa perfecta. Falsificando títulos universitarios entrarán en el seno de una familia adinerada y así, ya una vez dentro, vivir como reyes hasta que la mentira sea descubierta. Cuando pareciera que todo marcha según lo previsto un oscuro secreto que oculta ese hogar será revelado poniendo en peligro la vida de todos los que habitan allí.
La película está dirigida con mucho oficio y amor al séptimo arte, y se agradece bastante que el director no abusara del efectismo que suelen ocupar muchas producciones orientales, más específicamente las del cine coreano. La lágrima fácil acá no será derramada, ya que los protagonistas no son mostrados como víctimas del sistema, sino como lo que son, unos astutos y auténticos estafadores. Las actuaciones están muy bien logradas, aunque claro, la atención se la llevará Kang-ho Song, actor fetiche en las películas de Bong Joon-ho.
Hablando del guión me pareció algo simple, por momentos las escenas eran bastante predecibles, aunque todo esto cambiará cuando lleguemos a la última media hora de metraje. La trama dará un vuelco impensado, terminando en un mar de sangre y emociones donde algunos de los protagonistas no finalizarán de la mejor manera su paso por este mundo. Si debo señalar algo "negativo" dentro de este largometraje sería su comienzo, lo sentí algo lento, algo muy habitual en el cine asiático.
"La gente que viaja en el metro tiene un olor especial"... Esta frase de la película resumiría en su totalidad todo lo que acá escribí. Por un lado tenemos a la gente millonaria, superficial y clasista, y por el otro la desesperación de una familia por salir de la mediocridad a costa de engañar con falsas identidades a quien sea necesario. Bong Joon-ho no se abanderará por ninguna de las dos opciones, eso te lo dejará a ti, y para eso deberás verla y sacar tus propias conclusiones.
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