Por Damián "Puma" Gaspari
27 de agosto de 2020
Pionero del Rock Argentino. Fue parte de bandas que marcaron la historia musical del país: Los Abuelos de la Nada, Pappo´s Blues, Invisible y Spinetta Jade. Fue barista de Pedro Aznar, Fito Páez y Andrés Calamaro, entre otros. Fundó sus propios proyectos como Sr. Zutano, ADN y el Don. Es uno de los bateristas más importantes de Argentina. Entra en La Cueva: Héctor “Pomo” Lorenzo…
¿Cómo estás viviendo la cuarentena en lo personal y lo laboral?
En mi caso lo laboral es relativo, ya que estoy en una instancia de mi carrera dónde elijo las cosas. Y eso me conduce a lo personal que, echo de menos mi alumnado, estoy todo el día sin mucho que hacer. Yo soy una bestia de trabajo, que solo se despierta bajo apremio, y cómo ese apremio está ausente, estoy en stand by. Es una sensación rara ya que nadie está haciendo lo que quiere. Es algo atípico.
¿Se hace muy largo todo no?
Yo ya pasé por todos los estadios. Ahora estoy abocado un poco más a mis discos. Aún transitando ese cambio no siento la inquietud que me acompañe. Tengo una apatía que me carcome.
¿Los músicos siempre fueron castigados por la industria?
Siempre. Incluso en la etapa de mayor éxito, siempre la plata se la llevan otros. Es difícil. Y en este tiempo acompaña la computadora, que es un juguete diabólico.
¿Es un arma de doble filo la computadora y las redes sociales?
Ya lo dijo Stephen Hawking, cuidado con la inteligencia artificial porque nos va a comer.
Lo bueno es que la obra sigue vigente gracias a las redes también…
Eso sí es bueno, la obra sigue vigente, no se pierde. Por el valor cultural que tiene más que nada.
¿Por qué elegiste la música?
La música me eligió a mi. Hoy la gente decide hacer música, incluso después de cualquier trabajo, uno llega a la casa y elige tocar. Nosotros fuimos elegidos, ninguno de los de mi generación podríamos habernos dedicado a otra profesión. Era esa. Y ése fue el desafío para tratar de lograr vivir de la música. Finalmente lo logramos.
¿Por eso hablabas de la industria y sus castigos?
Nosotros inventamos una industria en Argentina y nunca ganamos buena plata. Siempre se la lleva la industria (risas)
¿El artista queda relegado?
Más que nunca nos dicen que somos individuos conectados socialmente a través de las redes, pero las herramientas para ganar ese individualismo son ignoradas. Es una era de replicantes.
Entonces no ves con buenos ojos a las redes sociales…
Pasa que las redes sociales no te permiten hacer otra cosa que la que hay que hacer. La que hace la mayoría, sino no tenés likes. Si algo hemos marcado nosotros es que hay que estar al lado del camino, y no en el camino.
Volviendo a tus comienzos ¿tuviste alguna influencia familiar con la música?
Mi viejo era músico. Era trompetista. Estuvo en la milicia con Franco en España y un día le cambiaron la trompeta por un fúsil.
¿Y a qué edad comenzaste vos?
A los 12 años gané mi primera plata subiéndome al escenario. Era muy chico, me tenía que escapar de mi casa para hacerlo. Por eso me dio mucha alegría que unos años después apareció una nota en el diario “El Tribuno” de Tucumán, elogiando el disco de “Los Abuelos de la Nada”. Y eso a mi viejo le dio mucho orgullo porque la gente hablaba de mi.
¿Qué música escuchabas de chico?
Antes de ser adolescente escuchaba los discos que había en casa. Cajas de colección con música clásica y popular. Fui mamando todo eso, mientras jugaba, convertía mi pistola de cowboy en una trompeta y me armaba la batería con las tablas de pinotea del piso, y con sillas armaba el tambor y el plato.
¿Y ahí te decidiste por la batería?
En ese entonces no sabía si quería ser trompetista o bajista. Y después a los 10 años ya conté con otros amigos del barrio y me metí en mi primera banda que se llamó The Boys Park (Los Muchachos del Parque). Era una banda de la época, todos vestidos iguales, al estilo del Club del Clan, Escala Musical, etc.
Y vivieron luego toda la invasión británica de las grandes bandas…
Ahí empezamos a interesarnos en el género y vinieron todas esas grandes bandas. The Beatles, Rolling Stones, The Who, The Yardbirds, etc. Fue un fenómeno arriba y abajo del escenario.
En ese momento no se daban cuenta del fenómeno que estaban ocasionando con el nacimiento del Rock Argentino…
¡Exacto! Y con el tiempo tampoco nos dimos cuenta (risas). Nunca conocimos el sentido de las cosas. Sólo tratábamos de hacerlas diferentes al resto. La única manera de dejar la huella es cuando no la marcas sobre el camino. Y es lo que le va a decir a alguien que se puede caminar por otro lado. Eso es lo que falta hoy, todos caminan por dónde te dicen.
¿Y eso hace que pierda un poco el sentido todo no?
El sentido se pierde por la multiplicación de la réplica. Todos los vocalistas de una cierta tendencia musical cercana a lo comercial lo hacen por medio de una máquina y el programa Autotune, que parece que te está hablando un robot.
Se perdió el instrumento en las grabaciones…
¡Exactamente! Hoy decís que estás tocando el teclado…pero el de la computadora, no el otro, el blanco y negro no. Fíjate la diferencia por ejemplo con Luis Alberto Spinetta, que inventó acordes que no estaban en ningún lado, hoy no se tocan los instrumentos.
Tu comienzo fue con Los Abuelos de la Nada. ¿Cómo se dio esa oportunidad?
Pipo Lernou cuenta que Mabel, su madre le consiguió un contacto para que vayan a hablar a la discográfica con Miguel Abuelo. Ellos estaban juntos todo el día, eran muy amigos. Era el despertar de las compañías musicales, porque ya Almendra había abierto las puertas al negocio. Entonces ahí consiguieron que les graben un disco y después me fueron a buscar a la plaza, dónde estábamos todos tocando en ésa época, para que sea el baterista.
En ese momento no eran comerciales Los Abuelos de la Nada…
Nosotros éramos lo más anticomercial que había. Pero grabamos dos temas y se nos dio. Para que algo suceda plenamente hay que hacerlo sin medir ningún tipo de consecuencias. Y así lo hicimos. Todos hacían lo que había que hacer
Tiene que ver que además se dio justo en la década del 60 con todo el contexto social que eso trajo
¡Claro! Toda la apertura de los jóvenes a nivel mundial. Hoy no hay caldo de cultivo porque hay un vacío multitudinario. A nosotros nos acompañó todo lo que iba sucediendo alrededor. Empezó a ser rentable el rock en los 60 y 70. Pero costaba llegar, primero a los clubes, y después a los teatros, rezando para que alguien compre la entrada.
Hoy cualquiera llena un teatro…antes era todo un desafío
Era muy distinto porque el que compraba un ticket en un teatro estaba interesado solamente en verte a vos. En cambio, en los clubes, en un baile, que se apague la luz y empiece a tocar Invisible, era otra cosa.
Duraron muy poco con Los Abuelos en esa primera etapa…
Grabamos, fuimos a Tucumán e hicimos alguna otra cosita más. Después entró Pappo y quería hacer blues. Y empezaron los cruces con Miguel que finalmente dejó la banda. Nos quedamos un tiempo con Pappo, pero no pasó nada. Miguel siguió su carrera solo.
Después en poco tiempo te vas con Pappo´s Blues…
Yo grabé el disco Pappo´s Blues 3 y una canción de Pappo´s Blues 4. No tengo otro registro con Pappo. Ahí estábamos con Machi Rufino. Y después ya vino Invisible.
Invisible si ya fue uno grupo increíble que dejaron varios registros…
Con Luis (Spinetta) teníamos ganas de hacer algo hace rato. Y lo pudimos conseguir con Machi Rufino también.
Ahí empezaron a fusionar otros géneros como tango y jazz con el rock
¡Sí! Pasa que no existían los carteles en ese momento. Sólo se decía rock. Con Pappo encajaba eso, pero en Invisible el contraste era enorme. No sabíamos lo que hacíamos, el único que tenía una cierta ventaja sobre nosotros y se mofaba de todo era Luis. Aprendió mucho a la par nuestra de los grandes tríos de la época como The Who, Jimi Hendrix y tantos otros. Y salirse de ese formato era una locura. Luis diseñaba cosas que estaban fuera de lo ya diseñado, incluso el último disco de su banda era el primero de la banda siguiente.
¿Ayudó mucho esa evolución a que sean un trío?
No hay nada que vuele más en la música que un trío. Hay que trabajar mucho, pero salen cosas muy buenas. Igualmente, después evolucionamos a cuarteto con la incorporación de Tomás Gubitsch.
¿La obra maestra fue el disco “El Jardín de los Presentes”?
Es maravilloso. Ahí ya no éramos ni un cuarteto, hay mucha gente más que trabajó en el disco. Fuimos a los estudios de CBS a trabajar y era la NASA. Parecía una central nuclear con ingenieros que entraban y salían cada seis horas. Pero hoy en día el audio todavía te aniquila. Es la obra maestra de Invisible.
¿Como fue la transición luego de Invisible a Spinetta Jade?
Es un punto interesante, una vez que se termina Invisible, yo quise hacer mi propio proyecto “Sr. Zutano”. Por alguna razón estuve inoculado y en aquél entonces no aparecían bateristas que hacían sus temas y letras. Era una locura después de Invisible, además.
¿Y cómo fue la experiencia?
Lo hicimos como pudimos. Con algunas letras y mucho instrumental. Con Lito Epumer, Juan Del Barrio y Frank Ojstersek. No llegamos a grabar el disco, pero tuvimos actuaciones muy exitosas. Fíjate que osadía Ojstersek estaba pálido para cantar porque en la primera fila estaba sentado Luis Alberto Spinetta (risas)
Una vez tocaron juntos con Spinetta Jade y Serú Girán en el Luna Park y dijiste “esto es el Boca – River del rock” …
Fue una noche maravillosa, a pesar de que no me acuerdo casi nada (risas). Sólo que Oscar Moro dijo en los camarines, dónde estábamos todos (Charly, Spinetta, Lebón, etc), “él es el mejor”, hablando de mi. Eso quiere decir que el mejor era él, porque para ser maestro hay que saber decir lo que valen los otros.
Después de Spinetta Jade y de la banda de Pedro Aznar te vas a España a vivir
Sí, después de todo eso, sumado a la debacle de la híper inflación decidimos con mi familia mudarnos a Madrid. Ahí estuvimos diez años.
¿Cómo fue vivir allá? ¿Tocaste con Rod Stewart y Joe Cocker?
Sí y a muchos artistas más. A Cher también. Fue un laburo que tuve en la TV española. Había unos productores argentinos allá que iban a empezar un programa de espectáculos con Concha Velasco en horario central. Y querían armar una banda estable para el programa, así que busqué músicos en Madrid y conseguí formar un quinteto. Fue maravilloso. Grabé con otros músicos también allá.
¿Y estando allá te llega la chance de tocar con Fito Páez no?
Un día en 1994 suena el teléfono en casa. Era Mariano López que me dice que Fito tiene una fecha en Madrid para tocar. Después de “El Amor después del amor” y antes de “Circo Beat”. Tuve una gran fortuna de haber trabajado con él. Lo respeto muchísimo.
Fueron muchos años y después tocás con Andrés Calamaro…
Sí, después de “Euforia”, luego de muchos años luchando puede rodar “Vidas Privadas”, entonces Fito para con todo y me pide a préstamo Andrés (risas). Era un gran disco para tocar, con muy buenos temas y mucha producción. La banda sonaba bárbaro.
Después de todo ese recorrido te largaste con tus propios proyectos…
Sí, mis discos solista “Primario” y “Binario”. En el medio hicimos un proyecto llamado ADN (Asteroid Dirty Noise) con Franov y Suárez. Lindo disco, todo instrumental, electrónico a nivel europeo. Mi segundo disco lo tenía cuando terminé de grabar el primero. Todo lo que mamé lo fui poniendo en mis otros proyectos, al igual que Zutano y El Don. Es algo que me pertenece, porque lo hago para mi mismo. Si lo haría para los demás ya tengo que pensar qué es lo que se vende.
¿Te quedó la espina de qué Luis Alberto Spinetta no haya llegado a ver tu último disco?
Sí, claro. Para mi, humildemente es mi mejor trabajo. Mi mejor autoría. Le puse más compromiso. Nadie me va a quitar mis grandes éxitos tampoco (risas)
¿En algún momento pensás que muchos músicos empezaron a tocar la batería por vos?
Es muy lindo lo que decís, me enorgullece y enaltece. Pero no me lo apropio, es del instrumento, de la batería. Pensar que antes decían que la batería era el instrumento más fácil, y no es así. Es como la vida que sólo miran la cara de una moneda y la cuestión siempre está en el reverso.
¿Escuchás alguna banda de Rock Argentino de hoy?
La verdad que al no escuchar nada, lo poco que escucho es mío.
¿Quedan referentes musicales hoy?
Miguel Abuelo era un portador de una voz maravillosa, por ejemplo. Luis Alberto Spinetta y otros también. En este género uno de los últimos referentes fue Gustavo Cerati.
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