29 de julio de 2022

Por Martín Vizzotti

“Beware of words and their power to charm.”

(Cuidado con las palabras y su poder para encantar)

J. Reuter

 

Los logaritmos son entes panópticos que, cada tanto, cuando parpadean, ofrecen regalos inauditos: así nos llegó ROME, la banda de Jérôme Reuter, mezclada en una de esas “listas ensalada” de Spotify. Una guitarra acústica lejana y etérea, la voz, grave y severa, evocaba, pero no servía, a Leonard Cohen y, para cerrar el bouquet, versos de García Lorca saludaban desde el exilio a una generación de destructores. Así topamos con Flowers from Exile (2009) de ROME, banda que algunos clasifican como “Neo-folk”, otros, más académicos, como “marcial- industrial (!)”.[1]

Más allá de cualquier tipología o taxonomía musical restrictiva, el disco ofrece canciones oscuras y sutiles con letras más simbióticas y sugerentes que autónomas, dedicadas a los anarquistas ibéricos. Transpiran tristeza y rebelión, siempre conscientes de su derrota y de su sacrificio:

You were wrong/ You let Hell invade you/ And you let me go/ Love wants to be both gentle and cruel/ You were a fool/ You should have known/ And would you wear berries in your hair/ For this battalion of lovers?

Te equivocaste/ fuiste un tonto/ dejaste que el Infierno te conquiste/ y me dejaste ir/ el amor quiere ser gentil y cruel/ fuiste un tonto/ debiste saber/ ¿llevarías bayas en tu pelo/ por este batallón de amantes? [2]

Las canciones sobre, y para, los anarquistas españoles siempre son, y serán urgentes y necesarias (aun la de Loquillo)[3]: la futilidad de la bravura anarquista en el frente español se plasma desde los primeros versos y la atmósfera de resignación y sacrificio coexisten con la promesa de eterna resistencia. Responden, desde las sombras, como un eco de la muerte, a la atroz proclama fascista intercalada en The Accident of Gestures que proclama, regodeada, cómo el 1ro de abril de 1939, “¡la guerra ha terminado!”, con la promesa de eterna y constante resistencia, de eterna y constante presencia recorriendo ligeros las sombras del poder, atentos y vigilantes:

 

We shall make our movements lighter/ Like the boys on the wire/ To regain the joy and fierceness/ of the Essential Man

nuestros movimientos serán livianos/ como niños en la cuerda floja/ para recuperar la alegría y la fiereza/ del Hombre esencial.

Leonard sobrevuela ominoso en “Secret Sons of Europe”, aquí la guitarra española y la voz grave remiten inexorables a Song of Love and Hate, y eso gusta. Las canciones y su oscuridad hacen foco en lo terrible, lo fútil, lo trágico; evocan, sin mencionarlo, esa certeza de sentir esas ametralladoras que, negadas a los combatientes y emplazadas a sus espaldas, eran manipuladas por los miembros del comité, siempre temerosos del frente de batalla, pero que nunca dudaban en acribillar a los valientes forzados a retroceder.

El pulso monocromático de un bajo distorsionado aporta los tintes industriales en A Legacy Of Unrest y renueva la promesa de la lucha contra el amo, superando la atroz dialéctica de Hegel:

Master, I praise you/ Ive come here to tame/ The demands of the flesh/ I’ve come to forget my name/ We all thought that the moon/ Should be turned to blood

Master, i serve you/ And i serve the language/ Of failure and doubt/ Ive come to sell you my anguish/ We all thought that the moon/ Should be turned to blood

Amo, te alabo/ he venido a domar/ las demandas de la carne/ he venido a olvidar mi nombre/ Todos creímos que la luna/ debió haber sido de sangre.

Amo, te sirvo/ y sirvo la lengua/ del fracaso y de la duda/ he venido a venderte mi angustia/ Todos creímos que la luna/ debió haber sido de sangre.

 

La aparición de proclamas en castellano, francés, alemán y rumano refuerza la idea cosmopolita de las brigadas internacionales: somos legión, susurran, y en las sombras cantamos furtivos. Las revoluciones también son estéticas, como bien lo demuestran las inexistentes canciones inspiradas por seres como franco, videla o batista:

We are tranquil and benevolent/ We don't like noisy surprises/ We stay on the move
For stillness brings death/ And slowness brings fear/ We men of cold politeness/ Shall never melt into that kindness of yours

We are the most alive/ The most rootless/ With whips and chains we cross/ The ruins of Europe
And from time to time/ Trapped in reflections/ We feel there's no place/ No home for us but this land/ This land is mine/ This land is yours

Somos tranquilos y benévolos/ no nos gustan las sorpresas ruidosas/ nos mantenemos en movimiento/ pues la quietud trae muerte/ la lentitud trae miedo/ Nosotros, hombres de fría cortesía, / nunca nos derretiremos en esa bondad de ustedes.

Somos los que estamos más vivos/ somos los más desarraigados/ con látigos y cadenas cruzamos/ las ruinas de Europa/ y cada tanto/ atrapados en los reflejos/ sentimos que no hay lugar/ ni hogar para nosotros en esta Tierra/ esta tierra mía/ esta tierra tuya.

La última letanía, Swords to Rust - Hearts to Dust, casi un peán con un coro que acompaña y apuntalan las profundidades de la voz de Jérôme, y, finalmente, Flowers from Exile, son una gran síntesis de este etéreo, sugerente y a la vez preciso disco: música y letra se entrelazan y se potencian, aportando cada una algo a la otra y trascendiendo el semblante inicial y aconteciendo como arte y rebelión, indicando, y advirtiendo, los costos inexorables de la lucha:

You masters of deceit/ Are you still surprised/ At how our pain dissolves into sound/ into one voice?

At this our loneliness more verdict than choice/ More than i you have been a face to hide/ You have become a stain to forget/ A shame to reject/ So nevermind/ All our fears, all our tears/ Oh, no, nevermind/ The flowers we send you!

¡Ustedes, maestros del engaño! / les sigue sorprendiendo/ cómo nuestro dolor se disuelve en sonidos/ en una sola voz?

En esta soledad, más veredicto que elección, / mucho más que yo, ustedes son un rostro a esconder/ se han vuelto un miasma olvidable/ una vergüenza abyecta/ así que no importa, / todos nuestros miedos, todas nuestras lágrimas/ oh no!, no importa/ estas flores les mandamos!

En definitiva, Peter Weiss sonríe al escuchar este disco que parece plasmar su estética de la resistencia, pincelando la negra sombra del pueblo (como dijo Sánchez Ferlosio) agazapada justo ahí donde el ojo del poder no llega a vigilar y castigar, cantando triste y consciente la derrota de los jamás vencidos.

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[1] Wikipedia nos da esta concisa y clara definición: “El género marcial-indutrial es un desprendimiento de la música industrial caracterizada por el noise, las atmosferas dark ambient, las melodías neofolk, los tonos del dark wave y las orquestaciones neoclásicas, así como también la incorporación de marchas militares, discursos históricos y letras políticas, apolíticas o metapolíticas. A diferencia de otros géneros post industriales, las bandas marciales industriales están más interesadas en visiones de mundo particulares o en ciertas filosofías más que en la experimentación pura”. Como dijo Leonard Cohen, “creo que vas al pedo si tenés que llegar tan lejos”.

[2] Las traducciones pretenden ser orientadoras y de ninguna manera literales o precisas.

[3] https://www.youtube.com/watch?v=4m9rwsd0NKo

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