Por Axel Velázquez

17 de noviembre de 2020

La primera formación de Deep Purple es digna de recordarse. Conformada por el guitarrista Ritchie Blackmore, el baterista Ian Paice, el tecladista Jon Lord, el bajista Nick Simper y el cantante Rod Evans, la primera etapa de una de las bandas más importantes de la historia del rock nos dejó un legado únicamente de tres discos, pero lo suficientemente buenos como para preguntarse hasta donde huberan llegado de no haber orientado su sonido más hacia el hard rock y heavy metal con la llegada de Roger Glover e Ian Gillan en 1970. Les dejamos a continuación las 10 canciones que mejor definieron la primera etapa de la banda así también como los mejores covers que realizaron.

 

10. One More Rainy Day

De los tres primeros discos de la Mark I, quizá esta sea la canción más cercana al sonido hippie y psicodélico de San Francisco que recuerda mucho a Jefferson Airplane. Aquí se deja claro que Rod Evans tenía un gran protagonismo en la banda. Pareciera que los demás giran alrededor de él con esos arreglos sutiles por parte de Jon Lord, llenos de pequeños detalles que no hacen sino resaltar aún más la melosa y suave voz de Evans. Jon Lord realiza un buen trabajo vocal añadiendo una segunda voz en el coro. El trabajo de Nick Simper en el bajo es excelente, rellenando oportunamiente los espacios con líneas suaves y muy amigables con el carácter psicodélico del tema. Por otra parte, el trabajo de Blackmore es uno de los más sutiles de toda su carrera al únicamente limitarse con pequeños rasgueos y punteos en la guitarra, algo bastante raro en un guitarrista virtuoso como él pero que de no ser así, el resultado de la canción quizá no hubiera sido tan bueno.

 

9. Wring That Neck

Proveniente de su segundo disco “The Book of Taliesyn” de 1968, este corte instrumental tiene la única función de demostrar la capacidad que tenía la banda para la improvisación. Basada en un riff principal de Lord y Blackmore, “Wring that neck” es una de las pocas canciones de la era Mark I que Deep Purple todavía incluye en sus conciertos. La base rítmica de shuffle basada en tresillos será reciclada tiempo después para el clásico “Black Night”. Como muchas bandas inglesas, la armonía se basa en un típico blues de 12 compases, pero con algunas variaciones. El solo de Ritchie Blackmore es espectacular, uno de los mejores de toda su carrera, de buena duración, con buen desarrollo de frases melódicas y continuidad, digno de apreciarse y de estudiar en el instrumento. La base rítmica de Paice es perfecta, con buenas orquestaciones en tarola, interactuando con breaks en todo momento con el solista en turno. El final recuerda un poco a “Heartbreaker” de Led Zeppelin, en donde el guitarrista se convierte en el principal elemento, guiando a los demás músicos para dar el golpe final, tal y como Jimmy Page solía hacer en vivo.

 

 

8. Blind

Compuesta en su totalidad por Jon Lord, “Blind” es una composición bellísima en todos sus aspectos. Desde sus interesantes movimientos armónicos, el uso del clavicémbalo con aires barrocos en vez del habitual teclado de Lord y esa voz tan melosa de Rod Evans, “Blind” es una muestra perfecta de la línea pop que la banda habría de seguir si hubieran permanecido juntos. La armonía, basada en un típico blues de 12 compases, realiza un interesante movimiento cromático descendente mientras que la melodía va de manera ascendente, una técnica de composición llamada ‘movimiento contrario’, perfectamente propuesta por la formación clásica de Lord. Por su parte, Ian Paice con ese ritmo sincopado, encaja muy bien con el bajo de Nick Simper y el riff principal de los teclados de Lord. Ritchie Blackmore ejecuta un buen solo de guitarra a mitad de la pieza con claras referencias al sonido logrado por Eric Clapton, con baja densidad rítmica, pentatónica y buen feeling, similares al sonido de The Bluesbreakers o Cream. Sin duda, “Blind” es una canción excepcional que permite apreciar la refinada voz de Rod Evans y que resulta ideal para entender el sonido más pop y psicodélico logrado por Deep Purple en su primera etapa.

 

7. Prelude Happiness/I’m so glad

Uno de los mejores covers de Dee Purple. La Mark I destacó rápidamente por su exploración en el rock progresivo y rock sinfónico gracias a la formación musical clásica de Jon Lord y que usaron como herramienta para arreglar una canción popular de blues llamada “I’m so glad” de Skip James. La introducción llamada “Prelude: Happiness es una soberbia pieza de rock sinfónico influenciada por “Scherezade”, obra clásica del compositor ruso Rimsky-Korsakov bajo una sólida base rítmica de Paice y Simper, tal y como lo harían más adelante otras agrupaciones como Emerson, Lake and Palmer o Yes. Hay que decir que en el primer disco de Deep Purple, Jon Lord tiene un protagonismo absoluto tanto en los arreglos como en la ejecución y dirección de cada tema, por eso en “I’m so glad” predomina bastante el órgano con constantes cambios de líneas melódicas, presencia de contrapunto y desarrollo de frases rítmicas orquestadas. En cuanto a “I’m so glad”, parece que el resultado fue mejor que el logrado por Cream dos años antes. El tema suena mejor en la voz de Evans luce mejor que en la de Jack Bruce y los arreglos vocales sin diferentes de la versión de Cream.  Por lo ambicioso de los arreglos y sus dotes de virtuosismo, Deep Purple sorprende con esta versión, que sin duda es de los mejores que existen de esta canción.

 

 

6. Chasing Shadows

Estamos ante una de las canciones más singulares hecha por una banda de rock inglesa. En todo el catálogo de Deep Purple no haya otra canción de estas características. “Chasing Shadows” tiene claras referencias africanas y tribales tanto en la batería y en la percusión como los timbales, las maracas, las campanas, la clave y los cencerros, todo tocado por Ian Paice. De hecho, el patrón rítmico empleado es el de bembé en 6/8, ritmo africano que tuvo amplia difusión en América principalmente en cuba y que en esta ocasión es usado en una canción de rock. Las líneas de bajo de Nick Simper basadas en tresillo son excelentes y los punteos rítmicos de Blackmore son discretos pero efectivos para dar lugar al solo de guitarra que suena muy peculiar sobre un ritmo de estas características. El solo de Jon Lord a dueto con la percusión al final del tema suena bastante bien, incluso de haberlo prolongado un poco más hubiera quedado mejor por la buena dupla que lograron Lord y Paice que invitaba a la exploración. Parece que la banda Uriah Heep se inspiró en esta canción para su canción "Look At Yourself" de 1971. Una de las canciones más atípicas del rock de los años 60s, totalmente recomendable.

 

5. Mandrake Root

Una pieza rocker muy bien lograda por el quinteto. La referencia a “Foxy Lady” de Jimi Hendrix está presente en el riff principal. No olvidemos la revolución que Hendrix trajo en 1967, apenas un año antes del lanzamiento del disco debut, donde se encuentra el presente tema. En él, la banda experimenta bastante con cambios de ritmo que irán anticipando su futuro sonido. La segunda mitad de la canción es una de las demostraciones de virtuosismo más sorprendentes de la banda en sus primeros años de carrera. Ian Paice protagoniza toda la sección con una soberbia base rítmica como si fuera un solo de batería y sobre la cual Lord y Blackmore ejecutan sus largos solos en órgano y guitarra respectivamente. Junto con John Bonham de Led Zeppelin y Bill Ward de Black Sabbath, Ian Paice logró llevar el papel del baterista a tales niveles hasta convertirlo en uno de los principales integrantes de las bandas de rock. Los efectos generados por Blackmore y Lord en sus solos catalizan las sonoridades que estaban de moda en la época llenos de distorsión y sonoridades estridentes como tantas bandas hacían por esos años. Vale la pena volver a escuchar esta canción para darnos cuenta de qué eran capaces de hacer Deep Purple desde sus inicios.

 

 

4. Lalena

Sin duda, una de las mejores grabaciones de toda la carrera de Deep Purple con un Rod Evans espectacular que uno no se explica porqué se fue de la banda. A diferencia de los covers de los Beatles que la banda hizo, la versión que hicieron de “Lalena” original de Donovan, es más balanceada en el manejo de los matices, dinámicas y los arreglos de cuerdas y teclados son exquisitos. El solo de órgano de Jon Lord simplemente es para quitarse el sombrero. Acertadamente, Ritchie Blackmore lleva el riff principal mientras las capas armónicas de Lord le brindan ese terreno fértil a la voz de Rod Evans cantando más dulce que nunca. El resultado, una balada bellísima, ampliamente recomendada, indispensable dentro del catálogo de la banda

 

3. Anthem

“Anthem” se trata de la primera canción de la carrera de Deep Purple donde se sumergen profundamente en la música clásica con un bellísimo arreglo de cuerdas, violines, chelos y órgano, todo obra de Jon Lord. Pero no nos confundamos, ellos no fueron los primeros en hacerlo. Para 1968 ya se habían hecho canciones donde fusionaron música clásica con rock y pop como “Elegnor Rigby” de The Beatles en 1966, The Rolling Stones Stones en “She’s a rainbow” en 1967 o hasta los Bee Gees en “Cucumber Castle” el mismo año. Todas las anteriores dentro del llamado pop barroco llevado a la cumbre por el “Pet Sounds” de The Beach Boys. El objetivo de “Anthem” era simplemente hacer una canción pop donde la sección de violines fuera tan importante como la guitarra, el órgano, el bajo, y la batería. El resultado fue una de las canciones más hermosas que podemos encontrar en todo el cátalogo de Deep Purple tanto por contenido lírico e instrumental. Como curiosidad, la continuidad melódica del coro recuerda a “Mother Nature Song” de The Beatles publicada tan solo un mes antes. “Anthem” es una obra magna. Si Deep Purple hubiera continuado en esa línea musical, no sé qué tantas cosas maravillosas nos hubieran regalado. Nunca lo sabremos.

 

 

2. Hush

Por la importancia que tuvo para el impulso de la carrera de Deep Purple, “Hush” se ha ganado un lugar tan alto en esta lista. Original del compositor estadounidense Joe South, la banda necesitaba un sencillo para promocionar su primer álbum “Shades of Deep Purple” de 1968, por lo que se aventuraron a realizar un cover de esta canción la cual se convirtió en su primer gran éxito en Estados Unidos que los llevó a tocar en una gira teloneros de Cream. El estilo que le imprimieron a la canción era de un rock psicodélico con clara influencia del blues, muy en la línea de Vanilla Fudge, Cream o Steppenwolf, con el característico efecto del pedal wha wha de Ritchie Blackmore. El teclado de Lord es brillante en todo momento brindándole esa atmósfera sonora tan característica del estilo de la banda en sus primeros años. Los breaks de batería de Ian Paice son limpios y técnicos, y Rod Evans da indicios del estilo pop del que nunca se saldrá. No es una canción que destaque por su complejidad técnica, de arreglos o de ejecución como las otras canciones de este top, pero fue la primera que tuvo un éxito importante en la historia de Deep Purple.

 

1. April

Toda lo que define a la Mark I en su totalidad, toda su grandeza musical, los ambiciosos arreglos orquestales y su verdadera identidad dentro de la historia del rock lo encontramos en “April”. No existe canción más legendaria y brillante en los primeros tres discos de Deep Purple que ésta. Es una soberbia composición de más de 12 minutos de duración que nos lleva a un viaje sonoro sin igual dentro de sus múltiples secciones. La primera parte es una introducción clásica de flok progresivo británico con tintes de bolero clásico, donde Ritchie Blackmore nos ofrece una hermosa guitarra acústica pastoral y Jon Lord complementa con el órgano. Ian Paice toca el bombo como si se trataran de timbales sinfónicos. Además, se añaden un conjunto coral que suenan bastante bien. La segunda sección es el majestuoso arreglo para cuarteto de cuerdas y oboe realizado por Lord, que demostraba una vez más su genio creativo a partir de su formación musical clásica y que culminará en 1970 con el famoso “Concierto para grupo y orquesta”. Finalmente, la tercera sección lo inaugura el bajo de Nick Simper, la batería de Paice y una línea de guitarra de Ritchie Blackmore para después entrar a una canción rocker típica de Deep Purple en donde Rod Evans parece haber dado un paso al frente para agregar algunas de sus mejores voces. Inmejorable la manera de terminar la primera etapa de Deep Purple antes de la llegada de Ian Gillan y Roger Glover. En pocas palabras “April” es la obra más ambiciosa de la Mark I de Deep Purple.