Por Damián Zárate
19 de octubre de 2020
Actriz argentina de cine, teatro y televisión. Ganadora de múltiples premios, entre los que figura el Martín Fierro. De gran trayectoria. Ha hecho reír, pero también emocionar y llorar con sus personajes que han quedado marcados para siempre en la historia del cine y TV en Argentina. Entra en La Cueva: Verónica Llinás…
La obra “Carcajada Salvaje” con Darío Barassi fue extraordinaria…
La obra nos dio muchas satisfacciones. Fue muy lindo lo que pasó con el público, con nosotros. Con Darío nos hicimos amigos, al igual que con la directora. Fue un grupo muy unido, todo muy agradable.
¿Es un placer hacer reír?
Es extraordinario en muchos sentidos. Reír hace bien, reír es salud. Para uno es gratificante, es una respuesta inmediata a las inseguridades del actor. La devolución te la da la risa, significa que les gusta una obra.
¿También es complejo no?
Es lo más difícil claro. También hacer llorar. Son cosas emocionantes. Me ha pasado de sentirlo en el escenario y ver la platea. Todo lo que transmite emociones es muy lindo, todo lo que despertas, sentimientos, sensaciones, etc. Otra cuestión es hacer pensar, pero ahí no tenemos devolución los actores y no lo sabemos mientras dura un espectáculo.
¿Hablamos de sentimientos y te consulto cómo venís llevando este año tan particular?
Me pasa lo que le pasa a todo el mundo con respecto al aislamiento. Las idas y vueltas emocionales que todos vivimos. La angustia de no saber que va a pasar con nuestro futuro laboral, porque sabemos que vamos a ser los últimos que vamos a recuperar la normalidad. Es muy incierto. Todo eso genera cosas malas, en los momentos que puedo, mi forma de enfrentarlo es haciendo videos actuando y poder reírme de cada situación. La gente me lo agradece de una forma hermosa, me devuelven amor. Por momentos me genera presión porque me piden hacer más videos, y no me desespero, porque además tengo que recuperarme del que hice (risas). No lo tomo como un trabajo porque me genera placer.
Las redes te ayudan para estar vigente con el público…
Eso me mantiene presente con la gente. Ahora estoy un poco vaga igual y tengo que volver a hacerlos.
¿Te pasa que a veces no sabés que video hacer o sobre qué tema hablar?
Me pasa sí. A veces digo…¿ahora que hago? Pienso si me saldrá alguno, y capaz no sale nada. Igual ya soy grande y tengo paciencia porqué sé que finalmente algo sale. Lo que trato de hacer es no presionarme. Además, el mundo de las redes es muy impresionante, Instagram, el canal de YouTube, y los seguidores aumentan. Pero en Instagram si no publicás se te van los malvados (risas). Igualmente trato de reírme y no desesperarme. Los que se van…volverán (risas)
¿Y proyectos truncados?
Hay muchos proyectos de series, películas, tv y teatro, pero está todo tan incierto que no sabés que va a pasar. Así que espero, y mientras me desconecto de las noticias, que te vuelven más loca.
¿Pensaste hacer algo por Streaming?
Tengo ofrecimientos de productores para hacer algo por streaming, pero la verdad para decirlo de alguna manera, no me calienta. En principio digo que es conveniente pero cuando lo pienso me aburro. No me sale y no quiero hacerlo mal. Estoy esperando a ver que sucede, si le encuentro la manera. Tuve una experiencia muy buena con unas clases de teatro online, y tal vez piense buscarle la vuelta por ahí…con Zoom me gustó la interacción con la gente, verles la cara.
Entonces tiene que generarte placer para hacerlo de tu casa y no en un escenario…
Sólo por ganar dinero jamás haría nada, menos a esta altura de mi vida. Por supuesto que si estuviera con la soga al cuello haría cualquier cosa, eso no lo dudo. Pero por suerte no ha llegado ese momento. Entonces pienso y veo.
¿Tenés la primera foto mental que te relaciona al arte?
Era muy chiquita, era un acto de jardín de infantes, y me hice pis. De chica siempre me gustó el teatro, hacíamos obras en casa con mi hermano. En mi casa era permanente el contacto con el arte, no era algo extraño. Mi mamá era pintora y mi papá escritor. Siempre venía gente a casa relacionada al arte.
¿Viviste la incertidumbre del artista alguna vez? ¿Tus viejos te apoyaron siempre?
Mi viejo si bien era escritor, se dedicó muchos años a la publicidad. Y el contaba, en uno de sus libros, que cuando yo nací, decidió meterse a laburar en la agencia de publicidad para tener un dinero constante. Cuando yo terminé el secundario y le dije que quería dedicarme a la actuación, él me convenció de que estudiara publicidad, para tener un dinero de respaldo por las dudas. Yo accedí a eso. Fui a la UBA, aprobé el CBC, y cuando llegué a la cola para anotarme en la carrera me dije “yo no quiero esto”, me di media vuelta y me fui.
Fue fuerte en ese momento…
¡Claro!, mientras hacía la cola yo escuchaba las charlas de los que iban a ser mis compañeros, y no me encontré, ese lugar no era para mi
¿Y tu viejo te entendió?
Me entendió, porque no era que me había presionado para hacerlo, sino para ayudarme a que tenga un soporte económico. Le dije que no quería, que quería estudiar teatro. Y me dijo “está bien”.
¿Y en algún momento la artista compitió por inquietudes personales contra otra carrera?
Lo definí de chica, yo quería esto. En mi adolescencia, quise ser veterinaria, pero me duró poco tiempo. A los 16 años ya estudiaba teatro con Agustín Alezzo y sentí que era lo mío. Ya a los 19 años trabajaba haciendo obras de teatro.
¿Alguna vez te cansaste de actuar? ¿Hubo una saturación?
No me cansé en términos generales. Sí me cansé de hacer teatro demasiado tiempo. O trabajar en general y querer tomarme un tiempo para mi. Nunca me saturé como para querer dedicarme a otra cosa.
¿Tenés un momento frontera en tu vida, alguno rupturista que te cambió para siempre?
Mi momento frontera fue irme a vivir a las afueras de la ciudad. Mi sensación es que no hay retorno, que nunca voy a querer volver a la ciudad. Tengo más contacto con la naturaleza, con mis mascotas. Es un estilo de vida que no voy a negociar. Me hizo muy bien y no lo voy a modificar.
Entrevista Programa “La Frontera” AM1390 Radio Universidad Nacional de La Plata
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