Por Damián "Puma" Gaspari

8 de noviembre de 2021

Músico, cantante, compositor. Desde los 4 años la música lo acompaña. Hace casi 30 es parte de Los Tipitos, banda referente del rock argentino desde los años 90. Con proyectos propios, también como productor de varias bandas sigue recorriendo los escenarios de Argentina y el mundo. Entra en La Cueva: Willi Piancioli…

¿Cómo venís en esta apertura y calma de la pandemia en lo laboral?

Por suerte muy bien, terminando el nuevo disco de Los Tipitos, se viene algo muy bueno, ya entramos en la etapa de mezcla que me encanta. Estuvimos tocando también, hicimos varios shows desde que volvimos a girar, volvimos a los aviones, a los micros de gira, a la combi, y todo nos parece fantástico. Antes decíamos “uy la combi, el dolor de viajar” y ahora nos parece lo mejor del mundo (risas). La verdad es que se extrañó mucho tocar en vivo.

Ya estaban un poco cansados de los streaming y lo virtual que llegó para quedarse ahora…

Todo, por ejemplo la entrevista por zoom también, parecía que era sólo pandémico. Hace más de veinte años lo charlé con Raúl (Los Tipitos), veníamos de un viaje de Mar del Plata y hablábamos de la evolución de Internet, de los distintos soportes de la música, etc. Pero las cosas no se terminan, los libros siguen, los discos siguen, incluso ahora volvieron los vinilos. Volví a conseguir un Winco como cuando era chico, que era mi juguete favorito.

¿Hay una especie de fetiche con el vinilo ahora?

Sí, también. Lo que pasa es que los que consumimos vinilos de chico era lo único que teníamos para escuchar. Todavía no existía el cassette, y así fue un montón de tiempo. Quedó como el corazón frente a ese aparato que es fantástico. Vos ponés un disco y te juro que parece magia, es una cosa muy artesanal, tiene mucho amor puesto ese invento, mucha dedicación. La púa, el movimiento que se traduce en una onda eléctrica, y por ahí sale la música. Es magia.

Es otra escucha además, ahora tenemos todo a un click de distancia con las plataformas virtuales…

Por supuesto, yo no hago apología del vinilo. A mi me encantan todos los soportes, para mi no se pierden los soportes, se van sumando. Por ejemplo, también está pasando ahora que hay una vuelta del cassette y de los radiograbadores que usábamos en los años 80. También era fantástico eso porque había un soplido y después llegaba la música (risas).

Y con el walkman tenías que tener la birome para rebobinar…

Claro con la birome Bic (risas).

Volviendo a Los Tipitos llevan casi 30 años en la ruta…imagino que no es nada fácil…

Son 28 años juntos. Estamos más grandes y más tranquilos entonces es como que reina la paz y la armonía (risas)

¿Hubo muchas turbulencias en la banda?

¡Siempre! Son muchos años. Nos convertimos en una familia. Se fue Pablo, nuestro baterista de toda la vida, pero volvimos los tres a tener un equilibrio. Me hace acordar a una época anterior a Los Tipitos que teníamos otra banda dónde cantaba una chica. De momentos, ella se jodía la garganta, y salíamos los tres solos a tocar con un repertorio de emergencia, yo tocaba la batería, y estaba buenísimo, éramos felices (risas). Y ahora volvió esa vivencia.  El agua está calma, estamos más pacíficos.

¿Y la vuelta a los escenarios suma mucho para esa tranquilidad no?

Sí, totalmente. Volver a los escenarios nos da alegría.

¿Sos consciente de la conexión de Los Tipitos con la gente? Hay canciones de ustedes que ya son parte de varias generaciones…

Sí, por suerte es increíble. Por ejemplo, estamos ensayando con un baterista que se llama Lucas Vigo, él se estaba aprendiendo la lista de temas, y fue muy loco tocar esas canciones, que generalmente las hacemos en vivo, y no se ensayan. Y me decía “Búsquenla”, que la hicimos hace 20 años, recién la entiendo ahora, es un tema que pasa el tiempo y cada vez me gusta más (risas). Es muy loco eso, nos pasa un poco, las canciones están buenas y cuando hay público vuelven a tomar esa vida y frescura que en un ensayo no se da.

La música se va redescubriendo…

Hay muchas canciones, cada tanto las tocamos. La gente y nosotros nos emocionamos mucho.

Y con los discos pasa que terminan siendo los diarios de vida de los músicos…

Totalmente, terminan siendo la novela propia de cada uno

 

Hablando de novela propia…te llevo hacia atrás en el tiempo. ¿Recordás tu primer contacto con la música?

En cada había mucha música. Para mi el tocadiscos Winco era mi juguete preferido. Tenía los longplay de mi viejo a mano. Calculo que desde los 4 años estaba frente al Winco poniendo temas, como no leía todavía, me acordaba de la tapa del disco y le hacía una marca con algún crayón en el papel central y me acordaba de memoria el surco del tema que me gustaba. Me acuerdo de estar en casa horas escuchando música.

¿Y te acordás qué música?

Música muy diversa. Me acuerdo que había un disco de Obertura de Rossini, ese me encantaba. Había mucho folclore, Cafrune, La Misa Criolla, Jaime Torres, había uno de una orquesta de bronces que tocaban música tropical, un discazo, Palito Ortega, Sandro, era muy variado.

Todo eso te impactó imagino…

Sí, pero un día fui a la casa de mi abuela, dónde vivía mi tío Roberto, entré a la habitación y había un disco de The Beatles, el disco era “Please, Please, Me”. Me lo llevé y me explotó la cabeza. Cuando escuché esa música me pareció otra cosa, una locura. Tenía 6 o 7 años. Hasta ese momento no había escuchado rock, y escuchar esas melodías tan clásicas con la pulcritud con la que están escritas, era fantástico.

¿Y desde ahí siempre fuiste más del palo del rock?

Sí, después de eso, el hermano de un amigo mío tenía muchos vinilos. Y todos eran de rock, a él también le sustrajimos varios discos, me acuerdo de La Máquina de hacer Pájaros, El Jardín de los Presentes de “Invisible”, mucho nacional, una música que me fue formando. Fue mi objeto de estudio que después fui llevando a mi estilo propio.

¿Y vos estudiaste música?

Sí, para ampliar conocimientos fui a estudiar piano con el “Mono” Fontana. Aprendí otras armonías, una apertura más hacia el Jazz, improvisación, etc. Eso estuvo muy bueno. Pero lo primero que te motiva es escuchar música, y yo tuve mucho rock nacional como escuela.

¿Siempre fue la música? ¿Pensaste dedicarte a otra cosa?

No lo pensé seriamente, la verdad. Terminé el secundario y empecé la Universidad porque había que hacerlo. Era una tendencia de todo joven terminar y seguir estudiando, todos mis amigos lo hicieron. Yo desde los 15 años tocaba con mi banda de rock y nos compramos los primeros equipos tocando. Siempre tuve grupo, pero empecé Biología porque todavía me encanta la relación de la naturaleza, los bichos, el campo, y todavía trato de trasmitirlo a mis hijos. Mi viejo fue mi promotor de aventuras. Pero la música siempre estuvo ahí, y antes de poder vivir de la música laburé de un montón de cosas.

Te veo muy metido en la cocina en redes también…

Siempre me gustó cocinar, tengo los “Willi Tips” (risas). En mi familia se cocinaba mucho, yo veía a mi viejo que cocinaba mucho, y en esa época tener a un hombre cocinar no era muy común. Él me despertó una pasión por cocinar, y ahora me pasa igual con mis hijos. Está buenísimo, pero no me siento un cheff ni mucho menos (risas).

Igualmente, la música está muy relacionada a la cocina…

Totalmente. Cuando era soltero ponía discos y me ponía a cocinar. Para escuchar discos nuevos, me ponía al día con la música. Aprovechaba a cocinar mientras escuchaba demos si tenía que producir a alguna banda.

¿Cumpliste todos los sueños con la música?

Me quedan muchos. Me gustaría tocar mucho más afuera del país, viajar mucho más. Otro sueño sería tocar con Paul McCartney.

Estás a tiempo porque sigue tocando y haciendo discos…

Un fenómeno, no deja de sorprender el viejo Paul…un genio, un campeón (risas).

¿El disco de Los Tipitos para cuándo? ¿Se viene algún sencillo primero?

Seguro para el año que viene. Estuvimos hablando del sencillo con la discográfica, pero creo que no, no sabemos aún. ¡El disco está bomba! Ahora volvimos al rock, al pop, a las máquinas, sentimos que estamos prendidos fuego, nos divertimos mucho, hubo mucha unión… y está buenísimo.

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